Mira, con el
pensamiento ausente, a través de la cristalera. Banderas arcoíris bailan al son
de una música que no conoce muy bien. Todo ha cambiado y aunque el tiempo le
sobra, no tiene ningún interés en desperdiciarlo. Hace años, muchos, que ya no
sigue a las multitudes.
Desde aquel en el que
sin engañarle, su conciencia le impulsó a salir del armario y buscar su
verdadera identidad. No la sabía. No lo tenía muy claro, pero cuando se comparaba
con los amigos y conocidos, no se
sentía como ellos manifestaban.
La descubrió, y a punto
estuvo de volverla a ocultar debido al rechazo social que sufrió a
continuación…El colectivo había
reivindicado y conseguido sus derechos, pero en algunos sectores se habían olvidado de las mujeres y los
ancianos…
Vivió mucho tiempo bajo
toldo de la caridad, hasta que amparado por la
ley de vagos y maleantes, le concedieron una plaza en la misma residencia donde tiempo
atrás, se la habían negado por “Gay”.
Entre el griterío de
los manifestantes, se oye incesantemente la palabra: ¡“la mujer”, “las mujeres”…! ¿Significa que, empoderadas,
ocupan el lugar del “macho Alfa” y se comportan como otrora, ellos lo hacían?
Tras el opaco ventanal,
se repliega, más si cabe, porque mucho
se teme que los ancianos volverán a ser olvidados, o lo que es peor, relegados
a un “digno espacio para mayores gays”.
Fotos: Google
.
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