"Los libros son las abejas que llevan el polen de una inteligencia a otra".

James Russell Lowell (1819- 1891),

poeta y crítico estadounidense





martes, 23 de febrero de 2021

Cada día un milagro

¿Os imagináis qué hubiera pasado si el capitán del Titanic, megáfono en mano se hubiera puesto a informar a los pasajeros, que cada rato se estaba hundiendo un centímetro más?

¿Qué le hubiera dicho el director de orquesta que reunió a sus músicos para tocar hasta el total hundimiento?

Me pregunto hasta cuando nuestro estado anímico será capaz de sobrevivir en este sin vivir continuo, inmersos no en un estado de alarma, sino mas bien, en un estado de inacción, donde nos ciegan con su luz de gas y lo importante se pasa por alto.                                       

¿Surgirá una voz redentora entre tanto desatino?  Necesitará mucha fuerza para que no la apague tanto griterío.

Esperamos, mascarilla en ristre, cada día, ese milagro.

                                                                                 





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lunes, 22 de febrero de 2021

Tantos años ha…

Iba a la escuela, por ir. Porque le obligaban. Recorría una cuesta abajo, que parecía la cuesta arriba… que cantaba en la iglesia.

Cada mañana, suponía un tormento memorizar, en grupos de cinco, las nuevas palabras.

Las tres primeras:  macambo, paiche, kukama…, por más que se empeñaba, no asimilaba su significado en relación con las siguientes que conocía de cuando vio en la Hacienda del Patroncito cómo la piraña se comía a la doncella, mientras ella repetía una y otra vez… «no, no por favor…, no»

Recordaba sentado al sol…, parece que fue ayer, cuando…


https://cincopalabras.com/2021/02/14/escribe-tu-relato-del-mes-de-febrero-iii-mitsuharu-micha-tsumura-chef-peruano-fundador-del-restaurante-maido-mitsuharu_maido/#comment-7859


miércoles, 17 de febrero de 2021

Anónimo

Metime donde no supe y me agarró la desidia que no corresponde a mi condición de ser. En viendo su error, lo quise reparar, pero me tomaron por loco y allí que me encerraron con otros que hacían macramé pasa matar el rato.

Que soy guerrero y quiero destruir los cimientos de la vieja escuela, dicen: yo me sublevo y me convierto en un rebelde y no pueden conmigo. Mi piel se trasviste de amarillo como hiel venenosa y luego…

Índigo es mi nombre, y para no olvidarme de ello, cada mañana imploro, como Teresa, y muero porque no muero.

 


https://cincopalabras.com/2021/02/07/escribe-tu-relato-del-mes-de-febrero-ii-tatiana-astengo-actriz-tatianaastengob/#comment-7840

lunes, 15 de febrero de 2021

El precio de una madre, a mejorar la raza

Marcelino Santa María Sedano
Óleo sobre lienzo 1893

La veo desde la distancia, sin saber si es mucha o poca. Y pienso temerosa, si aún su tiempo nos dará alcance.

—Esta es mi vida —contesta la temblorosa madre mientras mira las lagrimas del padre correr, a la vez que arrulla a su hijo—. Veo el profundo dolor de mi marido que no sabe qué hacer con mi niño. Tengo que amamantar a este otro chiquillo mientras el mío perecerá a la intemperie de mis pechos arrebatados. No puedo rechazar la imposición del señorito.

Mientras, un salado y contenido torrente corre por su garganta. Su llanto y su pena son tan grandes como invisibles.

Inquietos los bebés en manos que no reconocen…, vestidos: uno de gala, de harapos el otro; ambos se perderán en el tiempo. Entre tanto, la rebosante fuente alimentará al ajeno y el propio perecerá en la indigencia. 

La mujer, portadora del maná del cielo, no es dueña sin embargo de ello, porque la otra, la esposa, carece del manantial de la vida, pero ostenta el poder para saquearlo.

Con imperceptibles suspiros despide a su retoño que, en brazos del padre, ignora todavía la desoladora tempestad a la que le ha sometido el cacique que, reclama por derecho propio, lo que no le pertenece.

La España rural de finales del XIX, donde regía el amo de las tierras y de los campesinos. ¿Estamos tan lejos? O simplemente vestimos con otras luces. 

    



Cuadro: Google
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miércoles, 10 de febrero de 2021

Sin palo y sin piedra

Amanece y llueve. No a gusto de todos, pero limpia las calles que no están sucias, sino contaminadas.

No es óbice, para que Herminio barra papeles y mascarillas, sin embargo,  los sembrados podrán germinar. El pan está asegurado.

Siente deseos de darle un buen sacudón al “esperpento” que, ante sus narices, tira la envoltura del bocadillo.  Apunta la pala…, y le dispara un proyectil, justo cuando el semáforo lo detiene en la acera.

Cae de bruces, pero no han sido sus balas, sino el pedazo mal mordido del bocadillo que se le ha cruzado en la garganta.


https://cincopalabras.com/2021/01/31/escribe-tu-relato-del-mes-de-febrero-i-jely-reategui-actriz-jelyreategui/#comment-7818


lunes, 8 de febrero de 2021

La barca milagrosa

La ciudad se levanta con resaca. En su ambiente queda ese regusto a combustible quemado hasta el limite de su reserva. Se oye, lejano, el eco de las bocinas que se han quedado afónicas. Los ciudadanos continúan sin dormir. Han elegido esperar el desenlace de los acontecimientos, agazapados, sin meter bulla, para que los Magos lleguen a sus ventanas, recojan sus dádivas, y les deje la solución a sus peticiones.

Les queda la satisfacción de lo bien hecho. De haberse entrega en      cuerpo y alma durante toda su vida, a levantar sus negocios; de no haber dejado nada al azar. Ahora que las circunstancias son otras, se han volcado a convertirlos en lugares seguros, se han reinventado para continuarlos. Pero los tiene cerrados de nuevo.

Promesas que se pierden…, palabras que no traen el pan a sus hogares…, acciones que impiden la sostenibilidad de sus actividades…

No obstante, conservan la ilusión; todo aquello por lo que han trabajado, ¡no puede irse al traste, así por las buenas! Dan tiempo al tiempo, no como ingenuos chiquillos, sino como curtidos marineros embestidos por muchas tempestades, acurrucados en la barca milagrosa, que les transportará a la calma. 

 

 LA BARCA MILAGROSA                            

     – Delmira Agustini– 

Preparadme una barca como un gran pensamiento...
La llamarán «La Sombra» unos, otros «La Estrella».
No ha de estar al capricho de una mano o de un viento:
yo la quiero consciente, indominable y bella!

La moverá el gran ritmo de un corazón sangriento
de vida sobrehumana; he de sentirme en ella
fuerte como en los brazos de Dios! En todo viento,
en todo mar templadme su prora de centella!

La cargaré de toda mi tristeza, y, sin rumbo,
iré como la rota corola de un nelumbo
por sobre el horizonte líquido de la mar...

Barca, alma hermana; hacia qué tierras nunca vistas,
de hondas revelaciones, de cosas imprevistas
iremos?... Yo ya muero de vivir y soñar...



Fotos: mis archivos

viernes, 5 de febrero de 2021

Ver la vida pasar

Si sales a caminar todavía de noche, te llenas de un goce incomparable. A tiro de piedra de la ciudad puedes contemplar que despunta la aurora y en ese momento la Madre Naturaleza comienza a despertar a sus creaturas. El aroma a verde húmedo por el rocío, el canto de las aves, el breve estremecimiento de las ramas batidas por la brisa…, forman un sublime coro de voces celestiales. Concierto al que se suma el crepitar de las mochilas multicolores con ruedas correr por la acera. Son los estudiantes. Embutidos cada uno en sus vestidos a la moda de sus gustos, caminan: algunos en solitario, cabizbajos y somnolientos, tristes quizá. Otros en pequeños grupos hablan con voz queda mientras se despiertan. Otros, demasiado bulliciosos, chillan y explotan petardos y globos, no se sabe si para animarse o para alargar el tiempo de llegada. Los durmientes se arrebujan bajo la almohada para no despertarse. A veces tienen malas tentaciones. Serían capaces de hacerles picadillo. Aparte de ellos y de algún despistado que sin duda va a su trabajo, la calle está casi vacía.  Son las ocho.

El jardinero despierta a las flores a golpe de aire. Debe de ser para entresacar la basura y hojas muertas que albergan sus hojas y corolas. Ahora entiendo por qué las encuentro cada mañana tan airosas y pizpiretas. La fragancia que desprenden las jardineras del paseo estimula el ejercicio matutino.

Poco a poco, como el goteo de un grifo estropeado, aparecen los caminantes: los jubilados y los que, bien por estar en ERTES o en ERES, o por falta de trabajo sin paga alguna, quieren matar el tiempo y el hastío.  Los unos y los otros se afanan por recorrer unos kms., más que el día anterior. Por el camino se cruzan con los más madrugadores. Son las nueve.

La vía verde conserva todavía los agrestes colores del invierno, pero algunos frutales, que la circundan, ya muestran sus yemas, precursoras de preciosas flores y suculentos frutos. El goteo de gente aumenta exponencialmente.

Alcanzada la meta diaria de ejercicio, es hora de volver. La hierba sigue mojada, y las hojas de los árboles gotean su el exceso de humedad, la variedad de verdes aromatiza el ambiente y te invita a seguir, pero los huesos ya empiezan a gritar que quieren otra cosa.

Por las calles de la ciudad fluyen personas que se han devanado los sesos para encontrar en sus recovecos alguna excusa válida para salir (a respirar aire fresco, a encontrarse con otras gentes con las que puedan charlar, a despejarse de sus cuatro paredes), porque los comercios, como la restauración están cerrados y permanecerán así, mucho tiempo más. Son las diez.

Una vez en casa, toca completar el día.  Y nada mejor que, a través de los cristales, ver la vida pasar, y si llueve, el agua caer. 

                                                                                                                    

                                                       
                                                                








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miércoles, 3 de febrero de 2021

¡Seré astrofísico!

 

Recuerda otra noche igual de bella que esta; la que Vicent supo plasmar y alcanzar la excelencia, aunque la viera a través de los barrotes.

Ensimismado, recuerda que han sido los libros y su maestro quienes le han enseñado a huir con la imaginación, e ilusionarse en un proyecto inalcanzable desde la chabola que le alberga junto a su familia.

Llega un día más y lo descuenta de cada uno que pasa. Falta menos, a no tardar tocará las puertas de la universidad…, fantasea mientras pinta los pupitres y reparte entre ellos, los libros que abren ventanas al cielo.


https://cincopalabras.com/2021/01/24/escribe-tu-relato-del-mes-de-enero-iv-mar-olayo-presidenta-de-cinco-palabras-5palabras5-marmarolayo/#comment-7775


martes, 2 de febrero de 2021

¿Qué nos traerá febrero?

         Todos esperábamos la llegada del 2021, como almas de cántaro, creyendo que nos traería todo lo que el 2020 nos había arrebatado. Pero desconocíamos el contubernio que los Elementos meteorológicos estaban llevando a cabo:

Los Elementos se reúnen y acuerdan intervenir en la guerra de los terráqueos. Han visto cómo llegaba enero, con el viejo saco de problemas de diciembre, sin resolver:  el virus y la ansiada vacuna que lejos de mejorar la situación viral, la empeora. Es el momento idóneo para actuar y tener ocupados a los terrícolas en otros quehaceres que los desconecte un rato del virus y sus virulencias.


          Pasa Filomena con su capa blanca y convierte al país, en uno encantado; y con la ayuda de la Ola de frio, construyen castillos de hielo inaccesibles…, pero llega Gaetan y después Hortensia y recriminan a la primera porque no ha cubierto todo el país, que ha dejado el norte, con hielo, pero agreste y lánguido. Ella les contesta que, con los recortes, no le ha llegado la nieve para todos. 

Se paran a mirar, y ven a los humanos luchando como leones diminutos para desasirse del helamiento antes de que llegue Ignacio. Y llega, y empeora la situación. Arrastra todo cuanto encuentra a su paso. El inclemente viento huracanado deja las puertas abiertas porque, tras él, llegan con fuerzas renovadas, Justine y Karim y completan su trabajo.

Como hordas de bárbaros arrasan el País, que recibe sin saberlo una ola cálida que amenaza con el deshielo el desborde de los ríos y las inundaciones correspondientes. La confabulación ha dado resultado. 

Todos: hombres y mujeres, ancianos y niños se han afanado en mitigar las consecuencias de tantos desastres. Luego, cuando llega la calidez del sol y con ella la calma, extenuados, se retiran a descansar. No saben que los Elementos, una vez que hayan repostado, volverán a las andadas. 

Ha empezado febrerillo el corto y los Elementos, mientras contemplan el desolado panorama, estudian una nueva estrategia. No quieren darles demasiada tregua.





    



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lunes, 1 de febrero de 2021

Como el lobo estepario

Sucede durante las negras noche de enero, cuando aparece ella tan resplandeciente, y los canis-lupus la aúllan sin descanso, por temor a ser ahuyentados y dispersos  por  el blanco y helado bosque.
Porque las manadas se juntan para soportar el rigor del invierno y le piden a la luna que no las alumbre tanto para que no se las vea. Porque apenas tenían alimento y han irrumpido en los rebaños y causado muerte y dolor y pérdidas a los pastores. Aunque han evitado herir a los perros que, aunque domesticados, no deja de ser parientes, lejanos, pero de la familia. 

La nieve y el hielo deja a los lobos, año tras año, a merced de la crueldad del hambre. A la intemperie.

Su recurso: la unidad del clan. El nuestro: la individualidad, como la del lobo estepario.

Tiempos difíciles estos que corren. Desprovistos del calor de los nuestros, aislados y perdidos entre incongruencias y desatinos. Enredados en la maraña de palabras vanas que no aportan sino crispación y miedo y que, en el mejor de los casos, se convierten en sórdido veneno; y en el peor, en odio mortal.

En cualquier caso, nosotros no aullamos, pero mirar a la luna llena y esperar que mengüe y crezca de nuevo, se ha convertido en los mejores momentos que el otoño de la vida nos puede ofrecer…, y lo son…, no cabe la menor duda. Eso, y ver las plantas crecer.

 

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