
Ellos no entienden nuestro idioma, ni cómo lo empleamos. Pues
al cabo, se reduce a unas cuantas palabras clave que extractan lo que se piensa
y a fuerza de repetirlas a gritos, con odio, con ira…, aquí o allá, las convertimos
en verdades absolutas, sin pensar más allá:
“negligencia”,
“incapacidad”, “falta de decisión”, “malas artes”, “abuso de poder”…, y si las adornamos con el lenguaje inclusivo..., acabáramos.
No distinguen los colores, el arco
iris cada día está más difuminado.
Nos queda y no es poco, la solidaridad de tanta gente que se
esfuerza en socorrer a los necesitados, sin protagonismo, sin salir en la foto,
y sin oír el inmenso ruido de la cúpula.

El tiempo y las circunstancias nos cambian por fuera, salimos
con mascarilla y guantes y como podemos; las personas nos mudan por dentro y
poco apoco nos convertimos… ¿En qué?
Fotos: mis archivos
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