Hemos pasado el ecuador de junio. Un mes triste y
desolado. Llegó abatido y todavía no ha
encontrado la alegría que nos suele regalar. El sol se asoma y no quiere saber nada, las nubes llegan, pasan de largo, y ni siquiera aligeran su
carga. Ante las circunstancias, los astros están más perplejos que nosotros, que ya es decir.
Ellos no entienden nuestro idioma, ni cómo lo empleamos. Pues
al cabo, se reduce a unas cuantas palabras clave que extractan lo que se piensa
y a fuerza de repetirlas a gritos, con odio, con ira…, aquí o allá, las convertimos
en verdades absolutas, sin pensar más allá:
“negligencia”,
“incapacidad”, “falta de decisión”, “malas artes”, “abuso de poder”…, y si las adornamos con el lenguaje inclusivo..., acabáramos.
No distinguen los colores, el arco
iris cada día está más difuminado.
Nos queda y no es poco, la solidaridad de tanta gente que se
esfuerza en socorrer a los necesitados, sin protagonismo, sin salir en la foto,
y sin oír el inmenso ruido de la cúpula.
Nos encontramos inmersos en los usos y desusos de nuestra historia pasada
y reciente, cuando deberíamos estar unidos, “Todos”, para
afrontar al enemigo en común. El Covid19
El tiempo y las circunstancias nos cambian por fuera, salimos
con mascarilla y guantes y como podemos; las personas nos mudan por dentro y
poco apoco nos convertimos… ¿En qué?
Fotos: mis archivos
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