"Los libros son las abejas que llevan el polen de una inteligencia a otra".

James Russell Lowell (1819- 1891),

poeta y crítico estadounidense





domingo, 31 de mayo de 2020

Mayo largo…, mayo largo


No parece que fue ayer. Parece que ha pasado una eternidad y solo llevamos dos meses y medio buceando por oscuras aguas, todavía descocidas.
Y terminamos  Mayo. Otro mes que nos deja con más pena que gloria, aun cuando atrás se quedó el pico y nos  vamos acercando a “los encuentros en la tercera fase”.
Pero terminamos el mes con nuestro cerebro en llamas. El sexto sentido trabaja a pleno pulmón para advertimos que  todavía peligra nuestra salud y además,  nos encontramos  en manos  que no son seguras, que   reman en diferentes direcciones y el barco podría hacer agua.
Como  no  sabemos muy bien los métodos de navegación, nos dejamos guiar por él desde el corazón, para reforzar lo que percibimos con el resto de los sentidos.
Y, comenzamos a cultivar las ilusiones como cuando éramos niños, de manera que la empatía e intuición natural, nos ayude a comprender mejor qué  está ocurriendo a nuestro alrededor.

Mientras escribo esto, me llega la dulce salmodia de  Amancio Prada  cantando unos versos de Rosalía de Castro. Me han parecido muy apropiados para despedir nuestro ansiado mayo florido.
 
 Mayo largo…, mayo largo,
 todo cubierto de rosas;
 para unos, las de muerte;
 para otros, las de bodas.
 Mayo largo, mayo largo,
 fuiste corto para mí.
 Vino contigo mi dicha,
 volvió contigo a huir.







Fotos: mis archivos

sábado, 30 de mayo de 2020

Náufragos


¿Recordáis la película “El náufrago”, que protagonizó Tom Hanks?
Me he acordado de ella, porque me siento igual de desamparada y desvalida, como cuando   Chuck Noland se vio confinado  en una  isla, tras el accidente de su avión.
Y no es que me vea yo, es que mirando un poco más  allá de mí, veo a muchísima gente decepcionada, huérfana y abandonada, que sobrevive impotente sin saber qué hacer, porque ni pensar puede. 
¿Qué pretenden nuestros representantes, la casta de políticos, con tan esperpénticas demostraciones de: “a ver quién construye la pared más alta”? ¿Se creen que estamos en la España de “pandereta y castañuelas?
¡Cuidado, “señores”, con el muro que construís y con lo que dejáis detrás! Los españoles, de diferentes regiones, colores e ideologías, todos,   hemos demostrado que ante la adversidad sabemos construir unidos, que no perdemos la noción del tiempo. Ni del pasado, ni del presente. Y sabemos lo que queremos para nuestro futuro.
Amigos, por si la recordáis o no, os recomiendo que la visionéis de nuevo, porque  se trata de todo un manual de supervivencia, que nos abre un abanico de posibilidades, cara a los tiempos que nos  viene encima. 





Foto: Google


viernes, 29 de mayo de 2020

El sol y los buitres


Viendo al sol ahí, sobre la roca, me parece más omnipotente que desde otros puntos. No es de extrañar que en la prehistoria,  lo adoraran  como al hacedor de la vida.
Avanzada la primavera, calienta con más fuerza y la naturaleza adquiere un amplio abanico de aromas y colorido. Incluso las montañas, configuradas por el paso del tiempo,  proyectan fantasmagóricas sombras.  Una secuencia de montes y colinas cubiertos por un inmenso manto verde conforman un espectacular paisaje que induce a la serenidad y a la reflexión.
Encontramos a los buitres algo arremolinados. Los pocos que vuelan, lo hacen bajo. Pretenden encontrar el cuerpo de uno de ellos que había intentado tomar un atajo entre los ventanucos naturales que en la montaña se han ido abriendo por la erosión. No calculó bien el pájaro y se estrelló contras las aristas.  Lo encontraron agazapado, sin plumas, y bufando para que lo socorrieran. 
Las  aves carroñeras, tienen otra percepción de la vida porque se saben necesarias para que la biodiversidad esté equilibrada, aunque algunas  veces aparezca entre ellas un elemento desadaptado que desequilibra su hábitat.
En todas las sociedades fluyen, como manantiales de aguas pestilentes, carroñeros oportunistas disfrazados de prolíficas abejas. Confiamos que  las alimañas se devoren con sus propias fauces,  o sea,  que  se equilibren entre ellos mismos. Lo malo es que en el trayecto de su propia extinción, intentan sobrevivir como el buitre del cuento y arrastran al más pintado.
Los juveniles realizan movimientos  dispersos y erráticos sobre  el escenario, emitiendo con sus  trinos una  singular melodía,  que me recuerda al estribillo de una canción de  Facundo Cabral, que escuché en las redes no hace muchos días:
“Vuela bajo, porque abajo está la verdad, esto es algo que los hombres no aprenderán jamás”.















Fotos: mis archivos 




jueves, 28 de mayo de 2020

¡Y, sigue el circo!


Nuestro sentido de alerta peligra con tanto vaivén en  la desescalada sanitaria.  Cuesta asimilar tantos informes y números que engrosan más fallecidos…,y perdemos pie cuando nos llega información cruzada, cuando no, sesgada.
Decía, días atrás  que, si no nos mata el Covid 19, lo hará la desestabilización económica; ahora añado que   se nos llevarán los demonios de la locura con tanto que se dice…, que se cuenta…, y nos intoxican con el veneno de la incoherencia sin ningún escrúpulo. "Un espectáculo esperpéntico en tiempos de pandemia", titulará la historia, a la actuación del circo.
A veces, no sé qué elegir: Si actuar como el avestruz con la cabeza bajo el ala, o salir volando  como las otras aves,  de nido en nido  hasta que el “bicho” me alcance.
Pero me acuerdo del colectivo sanitario, y pienso que entre tanto enredo, se está quedando en la estacada y de alguna manera  tendríamos que valorar que no pudieron evitar que muchos ciudadanos se fueran, pero salvaron la vida  a otros muchos, aun a riesgo de la suya. Qué quieren que les diga. ¡Grotesco me parece la implantación de medallas, mientras se quedan sin trabajo y sin recursos!
Obras son amores y no buenas razones, decía mi abuelo. Y el sistema sanitario necesita  obras. Determinantes y urgentes.





Foto: Google

miércoles, 27 de mayo de 2020

De fantasmas e invisibles




Atrás quedaron los días de nieblas y  frio, de perplejidad y  miedo. Ahora, aunque el sol  llega envuelto en nubes,  parece que tenemos un poco de luz, aunque no sabemos qué pensar.
Es invisible, un espectro que espera agazapado, amenazante, al que tenemos que buscar la vuelta mientras ampliamos fases  de la desescalada, para activar la economía, con mayor apertura de comercios y servicios. Y nos vemos nadando entre dos aguas en pro de la  economía que se está ahogando y que nos arrastrará tan cruelmente como el Covid 19.
En el siglo XIX lo hubieran entendido mejor, porque estaban acostumbrados a moverse entre espíritus y fantasmas que acompañaban por doquier a las  señoras y señoritas atacadas por una fantasía que se hacía dueña de la casa, hasta que descubrieron el remedio contra  la histeria. Que, no obstante, también sufrían los señores. 
Lo reflejó muy bien Gaetano Donizetti  en la ópera “Lucia di Lammermoor”.



Fotos: mi archivo







martes, 26 de mayo de 2020

Mira un poquito más allá


Ya lo decía mi abuelo: «Toda suerte de disciplinas coinciden en que la paz se encuentra en tu interior, y que sin ella, podrás alcanzar tu destino, pero claramente incierto.
Ya puedes  soltar la retahíla  que quieras;  aunque te pases el día rezando el rosario de tus penas,  como antaño,  no encontrarás  la verdad  en el mundo,  sino en el contexto de tu propia reflexión.
Agudiza tus sentidos, y mira un poquito más allá. No todo lo que ves es cierto, ni todo lo que oyes, lo es».
¡Cuánta razón tenía mi abuelo!










La llave de oro

Acabamos de estrenar la fase 2. Y salimos reforzados de prudencia y esperanza, aunque sabemos que la realidad,  la que creemos que nos rodea, es vagabunda. Como la lealtad, que también  es viajera y recorre los mares de norte a sur y la dejamos marchar, si bien conocemos, que es nuestro mejor patrimonio. No me queda muy claro si se aleja  porque la abandonamos, o nos abandona porque nos alejamos
Habiendo perdido nuestro mayor tesoro, empobrecidos, nos dirigimos  con incertidumbre hacia  el  peligroso  camino  de la hoguera de las vanidades  y a punto estamos de convertir en cenizas todo nuestro haber.  
Pero hemos aprendido que el sacrificio unido, ha contenido al Covid 19, y también, que la no violencia puede detener el virus de la ira que respiramos desde que abrimos los medios de comunicación, o  cuando salimos de casa.
Recurriendo a la sabiduría popular de nuestros mayores, encontramos las armas que necesitamos para defendernos:   la  sonrisa,   el silencio  y  la indiferencia.  
Nuestra  presencia silenciosa llegará a la mente de tanto desalmado que teniendo la llave del consenso y trabajo en equipo, la  ha desestimado y no la emplea.   
Seguiremos la moraleja  que  los Hermanos Grimm nos dejaron en  la llave de oro:
«La esperanza y la constancia llevan a buen destino»






Fotos: mis archivos y google


lunes, 25 de mayo de 2020

Las gafas de madera


El cartel habla por sí mismo. Todos lo conocemos, pero es muy común que, de tanto pasar por delante lo dejamos de percibir  y lo olvidamos.  
En estos momentos, mientras estemos en el Estado de emergencia sanitaria, yo añadiría:
TODOS: caminantes con perros y sin ellos, corredores, ciclistas…TODOS, CAMINEMOS EN FILA,  para respetar  la distancia con el que viene en sentido contrario.
¡¡CUIDATE, CUIDA AL OTRO!!

No podemos permitirnos ir por la vida con la mirada de madera. Las consecuencias por no advertir la ola de irracionalidad  que está llegando, nos van a  dañar  mucho más que la simple molestia que conlleva el mirar con las gafas de ver.
Recuperemos la alegría de  caminar entre la naturaleza con nuestra natural generosidad.



Fotos: mis archivos

domingo, 24 de mayo de 2020

Cajón de sastre


Estamos aprendiendo a abrir la ventana y ver la madrugada que se acerca en silencio, desprovista del ruido y la  contaminación que antes llevaba. Y nos está gustando.  Y asimilamos que ya no tenemos que salir a la calle con cualquier pretexto y que lo que nos parecía importante e imprescindible, ya no lo es tanto.
El mundo se ha parado y aunque lo queramos empujar para que ruede, ya no lo hará con  la misma velocidad con que lo hacía y también lo aceptamos como una normalidad que nos llevará a un tipo de vida más sosegado, sin tanto subterfugio, sin tanto  ruido, sin tanta mentira.
Nosotros que soportamos el encierro inesperado y  la ausencia de abrazos, nos vemos aliviados con las miradas que desde la distancia nos prodigan  sonrisas y ternuras desconocidas.  Con la comunicación de los aplausos hemos aprendido a entregar nuestra solidaridad  que llega cálida y plausible en las alas de la esperanza a cuantos la necesitan.  
Iríamos aceptando esta inaudita realidad hasta con alegría si no fuera por las sombras que proyectan las nubes de la discordia que produce la lucha intestina de todos cuantos dicen estar al frente de la situación y con falsas palabras nos inducen a enojosas confrontaciones. Vociferan nuestra obligación y la suya, como siempre, se queda en el socorrido cajón de sastre. Si los polvos de otros tiempos trajeron estos lodos, no quiero saber qué barros les llegarán a cubrir.
Frida Kahlo dejó dicho: «no quiero palabras, quiero hechos. Si quiero palabras, me leo un libro»
Y, nosotros la secundamos y en más de un libro nos refugiamos.  Y seguiremos aplaudiendo en los balcones con un motivo más. El de espantar tanta barbaridad.





Fotos: mis archivos


sábado, 23 de mayo de 2020

Para abrir boca


A todos nos han dicho muchas veces que viajar es muy enriquecedor, que  hay viajes impactantes, de los que regresas cambiado y hasta mejor persona, que desarrollas la empatía y generosidad con tus semejantes. Vamos, que vuelves con la misma carcasa con la que todo el mundo te conoce, pero con un espíritu tan cambiado que no lo conoces ni tú. Dicho así, parece una exageración, pero no lo es.
No sé cuánto habremos viajado nosotros, los ciudadanos de a pie, pero si ha sido mucho como si ha sido poco, he comprobado que lo hemos sabido aprovechar y cuando ha llegado una situación límite, hemos sabido estar a la altura y sacar nuestro altruismo y generosidad para con los semejantes. Lo mejor de nosotros mismos.
Esto me lleva a pensar que todos los partidos políticos a los que unos  y otros hemos jaleado y llevado al congreso y al senado, y a los gobiernos de las comunidades y a los ayuntamientos, han viajado muy poco,  o en condiciones no óptimas para el aprendizaje y enriquecimiento.
Y se me ocurre, para cuando nos podamos mover por el país, sugerirles itinerarios por los pueden empezar a reconstruir sus ilustradas cabezas:  
La Rioja, un conjunto de ciudadanos que además de poseer un patrimonio artístico cultural y gastronómico digno de mención, de saber cultivar una tierra que ofrece extraordinarias verduras y un buen vino, posee una  industria y un comercio que se ha sabido reinventar y ajustarse a las necesidades que  los servicios sanitarios están necesitando.
Para abrir boca, un buen itinerario sería; hacer las etapas riojanas del  “Camino de Santiago del Ebro”;  que nos brinda la oportunidad de conocer, literatos y artistas de todos los tiempos, que han dejado su impronta en estas tierras y   que,  unido a la riqueza de su biosfera, podemos disfrutas y perdernos  con ellos en su paisaje.
Hay tantos y tantos puntos de interés, a cual más llamativo y seductor, que por apuntar uno, se me ocurre, visitar a la Cuna del Castellano: San Millán de la Cogolla, con sus monasterios  Yuso y Suso. Paradójicamente, muy conveniente, acercarnos a los orígenes de nuestro medio de comunicación más importarte y menos usado.
Si María de la O Lejárraga,  levantara la cabeza, se asombraría al ver la evolución de la sociedad por la que tanto luchó. No me equivoco al pensar que reescribiría “Una mujer por caminos de España”, adaptado  a este tiempo.
Os dejo un enlace donde podéis comprobar que cualquier palabra que yo escribiera más, no lo podría pregonar como se merece.


Fotos: Google


viernes, 22 de mayo de 2020

El nudo gordiano


Nuevos síntomas aparecen en el espectro del Covid 19 y cada mañana, nos estudiamos concienzudamente a ver si sufrimos de alguno de ellos. Lo vamos asumiendo, aunque  cuando sales a la calle,  no sabes, cuanta gente está contagiada, o son asintomáticos, o si  lo eres tú…, y para sobreponerte  recuerdas que el miedo tiene el mismo color que la prudencia y respiras,  hasta que tropiezas con gente que no tiene miedo, ni  prudencia, ni educación, ni respeto…, ni nada. Ni aun con el suelo dibujado, respetan  la distancia mínima,  imprescindible todavía, porque seguimos con las mismas armas defensivas,  hasta que se descubra la naturaleza del virus y se pueda erradicar.
En algunos sitios públicos,  toman  la fiebre antes de entrar...   No parece una medida muy fiable, porque  calentura  también produce  cualquier infección conocida. Me recuerda a la infancia y al termómetro de mercurio, y se me antoja que es como  la varita mágica de  las hadas, mediante la cual te permiten, o no, el acceso. No  deja de ser inquietante cuando ves denegar el paso a alguien, mientras  la fila se va acortando y llega tu turno…
Otros escenarios son más patéticos. Insultan nuestra inteligencia con sus trifulcas… Siguen disparando tiros contra el pie de su credibilidad, desgranando las maniobras que vinculan y desvinculan sus intereses.  El lema de Fernando el  Católico, parece vigente: “Tanto monta  cortar como desatar”.
Y pienso que ya me gustaría a mí cortar por lo sano y marcharme a Sevilla, o a  Fernando Po y olvidarme del Covid 19  y del agujero de donde salió. Pero como decía Jonathan Swift: «Las leyes son como las telarañas, que cogen a las pobres moscas y dejan pasar avispas y abejorros».




Fotos: Google



jueves, 21 de mayo de 2020

Ilé Eroriak


Nunca había sentido el miedo tan de cerca. La tensión de las primeras semanas hizo que lo supiera afrontar, pero la resistencia se va aflojando. Parece que el temor se difumina entre las palabras que se repiten día a día y las vamos aceptando y acomodando en nuestro lenguaje y ya nos parecen como de la familia. Aun así, tengo  desasosiego, porque no veo al que nos ataca. 
Pero me imagino que así no se sentirán los que en un abrir y cerrar de ojos, sin sobrellevar el  duelo de su cuidado, sin mediar un: “espera”, “no te vayas”, “un, te quiero”, el ser más querido se ha ido hacia el polvo que lo convirtió en barro. En realidad, no sé cómo se dolerán.
Todos los dolores, físicos y psíquicos, son malos. Todos. Pero a este se le suma la incertidumbre, la impotencia, la incredulidad…, emociones que nos conducen como a  los títeres del “Pequeño teatro” de Ana María Matute, por caminos escabrosos e inentendibles.  Pero ella nos regala  a “Ilé Eroriak” y entonces, creemos que entre todos podemos formar el elemento que nuestra sociedad necesita para lograr la unión de criterios que creemos nos salvarán, si no de la muerte, si de la ruina.






Fotos: mis archivos


miércoles, 20 de mayo de 2020

Canto a la vida desde una choza


Rio Cidacos
Corre el cauce del Cidacos, indiferente  a los acontecimientos que acaecen en los caminos que lo circundan. No le interesa acompañar a los deambulantes que  escupen y tiran sus inmundicias sin escrúpulo alguno. No quiere perder su propia armonía.
La cigüeña blanca bebe de sus aguas, ahora más cristalinas, y conversa con él al respecto. Ambos se asombran de tanta estupidez y coinciden en que la humana no tiene límites.
«¿No han aprendido todavía que el mundo se ha desbocado por  tanta incongruencia y se ha parado él solito? ¿Que, no hay  ideologías tan potentes como para hacerlo parar? ¿Que, ni las religiones lo han conseguido, nunca?»  Conversan ambos, incrédulos de las voces que les llegan.
Refugio El Chao,  Monterreal
Y es verdad, nos dejamos llevar como la marea, al son de ruidos metálicos y nos hacen creer que cuatro hombres, por asumir diferente colorido, han hecho o dejado de hacer, que si  tienen o no, la culpa de todo… y..., no tomamos conciencia de lo que está pasando, y que volver a la normalidad conocida, sería un auténtico suicidio. ¿No hemos aprendido nada?
El rio sigue su curso inmiscuido en sus propios problemas; que dejarán de serlo, cuando haya dado de beber al realmente sediento y  sus aguas se entremezclen con las que bajan por el Ebro. Tal vez, se cuenten  sus cuitas.
Refugio Blanco,  Monterreal 
La cigüeña alza su vuelo pensando en hacer como el rio, porque si ahora en la fase de 0 a 1 están pasando estos descalabros, no se imagina que ocurrirá cuando vayamos pasando de fases  y llegue el verano.
Está pensando en quedarse (como el Cidacos, que ha tomado ejemplo del libro: “Pensamientos desde mi cabaña” que tocando este tema, escribió  Kamo no Chómei),  entre las montañas de donde viene y olvidarse de tanto loco suelto.
Refugio de Carbonera










Fotos: mis archivos