"Los libros son las abejas que llevan el polen de una inteligencia a otra".

James Russell Lowell (1819- 1891),

poeta y crítico estadounidense





miércoles, 24 de junio de 2020

Lo que no se ve, no existe


El jinete apocalíptico que llegó hace tres meses no se ve, y a pesar de las visibles muestras de su existencia,  muchos creen que no existe.
Los más intrépidos, carentes de miedo y de sentido común, apelan a la “sentencia” de Santo Tomás: «cuando meta mi mano en sus llagas...» sin percatarse que el Covid19 no las tiene, sino que la produce. La incredulidad y la ignorancia caminan por el mundo de la mano, y son así de atrevidas, sin perjuicio de lo que suceda.
Con el solsticio de verano celebramos la noche de San Juan (festividad en algunos puntos de España), con el  ímpetu de todos los años, pero sin tanto ruido y algarabía.  
Aplicado el protocolo de seguridad sanitaria, se  espera que no sea saltado como se salta un potro. Aunque  si sucede,  será justificado por “el ardor juvenil” que tiene más llamas  que la propia hoguera encendida en honor al santo.Lo sabemos de antemano.
La esperanza llama a la prudencia, para que no ocurra como otros años que  entre fuego, música, chocolate y mil actos  a los que  los ciudadanos se vuelcan hambrientos de distracción y alegría, no lo hagan sin conocimiento. 
Unos saltan los rescoldos entre conjuros y hechizos, otros sobre los unos, haciendo un revoltijo de huesos y músculos, mientras  la fogata, alimentada con el exceso, crece sin orden ni control.
Y todo porque: “Lo que no se ve, no existe”.






Foto: Google

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