No
sé cómo describirá la historia, el comportamiento de las ratas modernas. Las que pisan alfombra roja y no tienen referencia de la vida de otras ratas:
como las que transportaban las pulgas
que ocasionaron la gran mortandad; o las que llegaron en barco a Nueva
Zelanda, o simplemente las de laboratorio…,
a esas, ni las conocen ni lo
intentan.
¡Un
roedor muy prolífico! ¡Una casta
complacida! De pleno derecho, porque
nosotros los hemos llevado de la mano al estatus que disfrutan. Ufanos,
expanden su estulticia hasta por las redes sociales. Creen que, como el pescador, las
llenarán de peces adecuados.
Miguel
Delibes las conocía bien y nos dejó en su legado un estupendo manual para aprender a conocerlas y verlas venir desde lejos.
Distintos
perros, idénticos collares, y en el fondo, aunque coloreada, la misma sociedad que el
escritor denunciaba a través de sus novelas porque en el periódico no le
dejaban.
Al
paso que vamos, terminaremos aceptando al Covid19 como un ciudadano menos
peligroso que los ratones de colores.
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