"Los libros son las abejas que llevan el polen de una inteligencia a otra".

James Russell Lowell (1819- 1891),

poeta y crítico estadounidense





martes, 30 de junio de 2020

Nonagenario



Mira, con el pensamiento ausente, a través de la cristalera. Banderas arcoíris bailan al son de una música que no conoce muy bien. Todo ha cambiado y aunque el tiempo le sobra, no tiene ningún interés en desperdiciarlo. Hace años, muchos, que ya no sigue a las multitudes.

Desde aquel en el que sin engañarle, su conciencia le impulsó a salir del armario y buscar su verdadera identidad. No la sabía. No lo tenía muy claro, pero cuando se comparaba con los amigos y conocidos, no se sentía  como ellos manifestaban.

La descubrió, y a punto estuvo de volverla a ocultar debido al rechazo social que sufrió a continuación…El colectivo había  reivindicado y conseguido sus derechos, pero en algunos sectores  se habían olvidado de las mujeres y los ancianos…

Vivió mucho tiempo bajo toldo de la caridad, hasta que amparado por la ley de vagos y maleantes, le concedieron una plaza en la misma residencia donde tiempo atrás, se la habían negado por “Gay”.

Entre el griterío de los manifestantes, se oye incesantemente la palabra: ¡“la mujer”,  “las mujeres”…! ¿Significa que, empoderadas, ocupan el lugar del “macho Alfa” y se comportan como otrora, ellos lo hacían?

Tras el opaco ventanal, se repliega, más  si cabe, porque mucho se teme que los ancianos volverán a ser olvidados, o lo que es peor, relegados a un “digno espacio para mayores gays”.





Fotos: Google
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lunes, 29 de junio de 2020

Arco Iris


Con los primeros albores, rauda y veloz, hacia una ciudad libre, vuela alto. La tierra del cazador y la pena de muerte, han quedado atrás, lejos, disipadas  en la historia.

¡Personas! Hombres y mujeres libres, sin etiquetas, ni tachaduras excluyentes, enmarcados en su propio ser, sin más distinción que su sonrisa, su mirada transparente y limpia, y su ilusión por recorrer largos caminos al libre albedrio…  Entrelazan sus miradas, porque las manos no pueden, y echan a andar hacia el país de leche y miel.

La importancia de la  raza, el sexo o la condición social, son conceptos obsoletos, la paloma lo sabe y entre vuelos y acrobacias,  lo transmite por el mundo entero.  

El ave llega extenuada y feliz. El manifiesto está a punto de comenzar. Entre tanto, el arco iris rodea la tierra.







Fotos: mis archivos.

domingo, 28 de junio de 2020

Otros criterios


Esperamos cada día, que la “caja Tonta” nos de la buena nueva. «¡Han descubierto una vacuna altamente efectiva!», y vemos al  “virus” desaparecer de nuestras vidas. Pero pasan los días y el enorme  trabajo de los científicos, todavía no ha dado resultado. 


Mientras tanto,  la vida sigue… La “nueva normalidad” se va implantando en la sociedad  a pesar de  los fallecidos, los contagiados, y los nuevos rebrotes. Otras noticias de no menos interés van llenando los informativos, aderezadas con las infracciones contra las medidas de higiene y seguridad, con las  que algunos manifiestan su deseo de volver al comportamiento que teníamos antes de la  llegada del Covid 19.

Más de cien días han pasado y todavía no sabemos a ciencia cierta de donde vino y si se fue o está agazapado esperando la ocasión. Si no fuera por las mascarillas, creeríamos que hemos despertado de una pesadilla y que estamos fuera de peligro.

Me sumo a  los que opinan que vino para combatir la epidemia de  ignorancia que nos emponzoñó hace mucho tiempo y, aunque los políticos que nos han tocado en suerte intenten sofocarlos con incesantes griteríos, solo consiguen que ese criterio crezca exponencialmente. Continúan enfrentados; incapaces de  trabajar más por el país que por “la silla”, demuestran  claramente que la mediocridad crece, según las metas.

La decepción no mata pero enseña a vivir.







Foto: Google

sábado, 27 de junio de 2020

Dos pájaros de un tiro



Lorenzo llegó de madrugada con grandes chuflas. Pero la luna, con  humor de perros, se había acostado  sin decir ni mu. Las estrellas le habían dado una noche toledana.
 
Vio que las nubes avanzaban dispersas, en silencio, como blancas doncellas hacia el sacrificio y se las prometió felices. Salivaba de pensar en el festín que se iba a dar de par de mañana.

Ellas dijeron que no querían ni bailar, ni danzar, ni nada. El astro, contrariado, empezó a calentar para diluirlas, “si no sois mías, no seréis de nadie” —amenazaba.

Pero ellas dijeron que “No” es “No”.  Habían aprendido, se habían hecho fuertes, y no sucumbirían a sus deseos. Se arremolinaron, cargaron las tintas, y terminaron ahogándolo en un torrencial de agua, que por ende cayó sobre la ciudad, refrescando el ambiente. Listas ellas, mataron dos pájaros de un tiro.

La luna,  acudía  veloz a la contienda, pero llegó tarde. Las nubes habían conseguido oponerse a su encuentro y el sol se fue al otro confín del mundo.









Fotos: mis archivos.




viernes, 26 de junio de 2020

¿Historia, o leyenda?


A la velocidad de la luz, llegaron a nuestro planeta, miles de partículas de polvo entre las que se escondían las  Bacillus subtilis en plena esporulación.

Las esporas  gemelas  se dejaron llevar por  un suave viento que las depositaría en el  lugar  idóneo para  su desarrollo y eligieron la bandeja de plata que llevaba la cabeza de Juan, para quedarse a la espera.

La intuición de Salomé  le advirtió  que algo raro se fraguaba con aquella cabeza y decidió enterrarla.

Después de dos mil años,  tras arduas excavaciones, las células sexuales  llegaron a buen puerto.

La fantasía hizo el resto.






Las saetillas


Ocurrió, allí por el siglo XIV, cuando las ratas propagaron la peste negra por Europa y se cobró la vida de 1/3 de la población.

En España, cuentan los historiadores, llegó a Cataluña y se propagó por toda la península, pero tuvo especial virulencia en Verges (Gerona). El boca a boca fue transmitiendo el suceso, incluso, los vergelitás lo  escenificaron con “La danza de la Muerte”. Un ritual donde un grupo  de personas se disfrazan de esqueletos, portando cada uno un elemento simbólico, relativo a la mortalidad.  La historia es muy interesante. La de la gran mortandad en general y la de Verges en particular.

Entre todos los objetos simbólicos, me llamó la atención el  “reloj sin manecillas” que, para algunos significa que La Parca no tiene hora para llegar (como en la parábola de las diez doncellas (Mt 25, 1-13); y para otros, que el tiempo no existe. Que sin agujas no se puede medir y no pasa.

Me gustaría que  un día, al despertar, todos los relojes del mundo hubieran perdido sus saetillas. Querría decir que, sin tiempo, podríamos vivirlo sin premura, saborearlo como  el  buen café mientras nos paramos  algo más en lo cotidiano, en las cosas pequeñas.

Y entre tanto llegaría la vacuna del Covid19 sin darnos cuenta.







Foto:Google

jueves, 25 de junio de 2020

El virus de la ignorancia


No se sabe bien de donde procede el movimiento que enarbolando la bandera del oscurantismo  está  haciendo jirones la historia, a nivel mundial, mientras que la presente, la dejan pasar de largo.

Mi abuelo decía: “el que vende pierde, pero el que destruye, llegará a la indigencia”.

En los últimos tiempos estamos teniendo muchos ejemplos de destrucción de la memoria histórica a pesar de que dicen que la quieren reivindicar; pero se trata de un concepto ideológico de desarrollo  relativamente reciente con el que confunden a la sociedad. Mientras realizan gestos “simbólicos” que  están bien, destrozan física y verbalmente la fama de la verdadera historia sin distinción del bien o del mal, y formulan juicios sumarísimos de los actos de personas, de las que no han sido capaces de estudiar en el contexto de la época de cada uno.

Un simple ejemplo es la figura de Fray Junípero Serra, del que os invito a investigar quién era y qué hizo y qué le ha ocurrido a su estatua…entre muchas otras. ¿Es casualidad que ocurra en San Francisco y en Palma de Mallorca? O se trata de movimientos sectarios  que defienden el racismo con hechos vandálicos.

Macrom decía hace pocos días que en su país no se iba a destruir ninguna estatua,  que formaban parte de la historia,  y que cada una debería servir para explicarla. Estoy de acuerdo con ello. 

En nuestro país piden una “revisión crítica del pasado”. Me pregunto que pedirán las siguientes generaciones del suyo.

Cuanto miedo me da el devenir de nuestro futuro inmediato, y a juzgar por los acontecimientos, no puedo ni imaginar cual será el de nuestros nietos, si Dios  y la naturaleza no lo impiden. Aunque a estas alturas, sabemos que intenta  pararnos con un virus letal, porque el de la ignorancia ya lo tenemos asumido.







Fotos:Google

miércoles, 24 de junio de 2020

Lo que no se ve, no existe


El jinete apocalíptico que llegó hace tres meses no se ve, y a pesar de las visibles muestras de su existencia,  muchos creen que no existe.
Los más intrépidos, carentes de miedo y de sentido común, apelan a la “sentencia” de Santo Tomás: «cuando meta mi mano en sus llagas...» sin percatarse que el Covid19 no las tiene, sino que la produce. La incredulidad y la ignorancia caminan por el mundo de la mano, y son así de atrevidas, sin perjuicio de lo que suceda.
Con el solsticio de verano celebramos la noche de San Juan (festividad en algunos puntos de España), con el  ímpetu de todos los años, pero sin tanto ruido y algarabía.  
Aplicado el protocolo de seguridad sanitaria, se  espera que no sea saltado como se salta un potro. Aunque  si sucede,  será justificado por “el ardor juvenil” que tiene más llamas  que la propia hoguera encendida en honor al santo.Lo sabemos de antemano.
La esperanza llama a la prudencia, para que no ocurra como otros años que  entre fuego, música, chocolate y mil actos  a los que  los ciudadanos se vuelcan hambrientos de distracción y alegría, no lo hagan sin conocimiento. 
Unos saltan los rescoldos entre conjuros y hechizos, otros sobre los unos, haciendo un revoltijo de huesos y músculos, mientras  la fogata, alimentada con el exceso, crece sin orden ni control.
Y todo porque: “Lo que no se ve, no existe”.






Foto: Google

martes, 23 de junio de 2020

No imperativo


No se puede obligar a nadie a amar. Pero lo que no se debe hacer bajo ningún concepto, incluso debería estar castigado, es inducir al odio.
Ambos verbos no admiten imperativo. Los manipuladores lo saben muy bien, por eso utilizan torcidos caminos para inculcar en su víctima el caudal de información envenenada que corre por sinuosos ríos, que al fin, humedecen las orillas y desembocan en un mar de tinieblas e incertidumbres. ¡Saben cuándo hacerlo!
Afortunadamente tenemos un arma letal contra la manipulación y la toxicidad de estas personas: “La lectura”. Leer es el antídoto ideal contra todo tipo de veneno.
Curiosamente también de este verbo, deberíamos prescindir del imperativo. 

Hay un ensayo sobre la lectura de Daniel Pennac (cuando me recomendaron a este autor, no lo agradecí lo bastante), que te abre camino, tengas la edad o el tiempo que tengas. Añado su decálogo, porque me parece muy interesante.  Dice que, todos tenemos:
1) El derecho a no leer
2) El derecho a saltarnos páginas
3) El derecho a no terminar un libro
4) El derecho a releer
5) El derecho a leer cualquier cosa
6) El derecho al bovarismo
7) El derecho a leer en cualquier sitio
8) El derecho a hojear
9) El derecho a leer en voz alta
10) El derecho a callarnos

A menudo navegamos a la deriva entre  ambos  sentimientos, buscando la  muleta que sustituye a los afectos  perdidos, o no encontrados. Mientras tanto el instigador, vive en el océano de su satisfacción.


lunes, 22 de junio de 2020

El velo y el misal


A tenor de llevar mascarilla, me viene a la memoria, cuando  era obligatorio llevar la cabeza cubierta para ir a la iglesia, sobre todo para oír misa.
“El velo”, tradición eclesial; símbolo de modestia y lucha contra la vanidad, pero que no  provocaba pocas envidias entre las mujeres, que no podían mostrar su cabello, pero si la mantilla más hermosa y cara que la de la otra. 
No obstante, era un hecho aceptado por la sociedad y lo recuerdo como  el curioso distintivo de los domingos. El velo y el misal.
A partir de la nueva ley de Derecho Canónico de 1983, sin saber a ciencia cierta por qué, se disipó el concepto de obligación. Y poco a poco se fue perdiendo esa venerable práctica.
Está claro que las personas hacemos las cosas en función del deber  que se nos imponga. Y nos resistimos a llevarlas a cabo, si no especifican claramente un mandato. Como la orden sanitaria, que obliga  salir a la calle con la boca y nariz cubiertas para  evitar el contagio del covid19.
 








Fotos: Google

domingo, 21 de junio de 2020

“Alea jacta est”


Llegó aturdida, pasó de puntillas entre nubes y claros, sin hacer ruido, ocultando su luz cuanto pudo. La tierra, tenaz, había germinado a pesar del hostil ambiente, brotaron sus frutos y perfumaron la atmosfera. Se fue la primavera.
Llega el verano con su  luminosidad, titilante todavía, y pide permiso para cruzar  la puerta abierta hacia una nueva realidad. La temperatura, según avanzan las horas, acelera su ascenso,  el sol irradia encanto sobre la ciudad. Todos hemos esperado ansiosos para estrenarlo.
Tenemos miedo de que nuestra agua se pierda en los giros de una noria que no tiene visos de parar.  Y distraemos el desasosiego con  las pequeñas cosas que suceden en nuestro entorno.
Crece la afluencia de gente, todos con  sus mascarillas puestas. Es una absurda estampa, increíble y distópica, y a su vez, nos asombramos de la facilidad con que aceptamos lo conveniente y le encontramos otras ventajas.

Llevar la mascarilla puesta (no en el codo o en el cuello), resulta hasta un aliciente para cuando llegas al parque, o al monte y la retiras un instante. El entorno toma otra dimensión, se distinguen perfectamente las fragancias que exhalan los diferentes verdes, mezclados con las silvestres. ¿Lo has probado? 







Fotos: mis archivos

sábado, 20 de junio de 2020

Feliz travesía


No nos vemos las caras, pero los ojos reflejan la alegría que nos produce el paso de las horas de este día. El último del estado de alarma sanitaria.
Saldremos con grandeza de espíritu y nuevas armas a conquistar un mundo diferente, aunque  no ha cambiado ni ahora, ni desde que Colon descubrió el Nuevo.
A todos nos gustaría llegar a buen puerto, con más armonía, con sentido común y respeto al prójimo y al planeta. Sin la crispación que prodigan los pintores de famas, como los que tuvo el navegante, que se apropiaron de su  descubrimiento, de  su gloria y  su vida le fue en ello, porque él no  fue un colonizador al uso.   
Cometieron errores entonces, y los cometemos ahora. No cabe duda. Y precisamente desde ese punto, deberíamos empezar a prepararnos para no repetirlos.
Enmarcarlos para tenerlos presentes sería una buena opción. Recordemos que si la música  devuelve lo que le das, también la naturaleza lo hace. Lo ha dejado bien claro con el Covid19.
No se nos olvide qué: terminamos la tercera fase, que pasamos a una “nueva normalidad”, no a la “antigua”, que el virus está  ahí afuera, latente, la vacuna no ha llegado y conviviremos con nuestros semejantes un día más hacia un día menos para su descubrimiento.
¡Os deseo feliz travesía! 

















Fotos y video: mis archivos

viernes, 19 de junio de 2020

Iceberg


Se desliza lento, elegante, con un señorío impropio de un ser, que parece inerte.
Flota en el lago, a la deriva. Indiferente a cuanto sucede a su alrededor. Cobija vida pero no sentimientos. La comunicación es exigua, pero transmite tan alto como puede el peligro que corres si te acercas demasiado.  
Es así, imponente, hermoso, hierático. Su hábitat le protege y se enroca en el agua que alimenta su cuerpo.
Distancia, frialdad, ¿desamor? No es nuevo, es como un brote que se ignora cuál fue su semilla, y en qué momento germinó, pero fue creciendo y mientras era tierno y frágil  nadie   percibió la envergadura que llegaría a alcanzar.
La vida misma.










Fotos: mis archivos

jueves, 18 de junio de 2020

Demasiado follaje


Navegamos entre contradicciones,  sentimos que el barco zozobra sin poder evitarlo y no sabemos en qué dirección remar.

Ocurre por ejemplo, con la hiedra. Siempre verde, leñosa y trepadora. Hay quien opina  que es beneficiosa para su entorno; por el contrario, algunos consideran que es  parasitaria, que asciende lentamente por el árbol y mientras él cree que lo adorna, le está chupando la savia hasta que lo seca. ¡Ufana, reina desde el tronco hasta la copa!  
Mi abuelo decía: «Información cruzada, confusión segura, y añadía, en rio revuelto, ganancia de pescadores».
La  enredadera juega con las emociones. Sentimientos que a veces nos hacen felices y otras, desgraciados, y  en  el devenir  de la vida nos zarandean y nos dejan a merced de cuanto manipulador  se acerca.  
Pasiones  que no  hemos aprendido a  sujetar bajo  7 llaves para que no ejerzan  la fatídica atracción de estos nauseabundos parásitos incapaces de vivir de su propio esfuerzo.

Tras el confinamiento, llegó la decepción, porque lejos de “salir aprendidos” (como rezaba la cantinela cada día), parece que  la polilla se ha terminado de comer  el  sentido común de los unos y los otros nos dejamos arrastrar por el fandango que alimenta a la yedra y seca al más iluminado.

Nuestro mundo conocido está cambiando a cámara lenta y con tanto follaje no lo estamos notando.






Fotos:  Google

miércoles, 17 de junio de 2020

Última oportunidad


Hoy es un día muy especial, y al mirar al cielo para dar gracias, he visto y oído algo increíble.
Un ovni, disimulado en la figura de  una nube, emite un infrasonido que en cuestión de segundos se hace imperceptible. Han tomado imágenes del  parque.
«Está vacío, esperemos»—dicen los ocupantes.  
Pero los niños no llegan, no han recuperado su espacio todavía. Pierden el interés y se marchan con la esperanza de encontrarlos el próximo mes, para seleccionar a los más interesantes.
La abducción no será total. En lo que lleva un parpadeo, el campo energético recabara información a partir de sus juegos, para saber: qué lodos nos traerán los polvos que manejamos ahora, y cómo serán los próximos gobernantes para decidir si establecen sus colonias en este mundo, o buscan otra galaxia. 
De todas formas es la última vez que lo intentan, a este planeta  ya le han dado demasiadas oportunidades. 





Fotos: mis archivos