"Los libros son las abejas que llevan el polen de una inteligencia a otra".

James Russell Lowell (1819- 1891),

poeta y crítico estadounidense





jueves, 30 de abril de 2020

Una historia real


Escucha, te voy a contar una historia, que ocurrió ayer.

La de  Marta la ilusionista, que sacaba  un conejo del bolso de la compra y con su varita conseguía comida para dos semanas. Había vivido tiempos difíciles y los había superado. Nos contaba cuando le bajaba la fiebre.

Ella tiene fe en sí misma. Y regalaba  alegres sonrisas a sus compañeros de habitación, quienes ya sabían que la  incredulidad no es su bandera.

Por  eso, no fue una sorpresa verla marchar  ayer mañana, alegre y feliz a su casa.

Nos dejó su  lema para  ti: ¡Luz, fuerza y  amor!





Foto: Google

Como en casa


Viviana Paletta, escribió : “Todo el que tiene cuerpo, tiene un árbol.  Y dos que se juntan, bosque”.

Una de las cosas que más echo de menos es abrazar a los árboles, respirar el  silencio cobijada bajo su sombra, sentir como fluye  la vida que albergan. 
Dadas las circunstancias, me hubiera conformado con hacerlo con los del  parque cerca de  casa; pero el rigor y la inmediatez de los acontecimientos  lo impiden. 
Entre todos, tengo predilección por  el hayedo de Santiago (Monterreal-Zarzosa); embutirme en su bosque de hayas y pinos  de indescriptible belleza, me produce una sensación sublime, difícil de explicar.

Lo tienes que ver, sentir, recorrer sus  senderos con el sonido de los  barrancos que bajan, a veces con fuerza, a veces silenciosos. El rumor del viento acompaña al cántico de los pajarillos que  habitan entre las ramas.
Todavía duermen cuando llegamos, pero  cuando  despiertan te dan la bienvenida incondicional y  te acompañan durante todo el recorrido.  A veces, están enfadados por  tanto vandalismo suelto y te advierten con agresivos cantos, pero cuando te vas, te despiden agradecidos por haber respetado su hábitat.

Las hormigas aunque pequeñas son muchas y  cargadas con hojas y ramas, adornan con su reata el camino; desfilan, sorteando a las babosas que se deslizan despacito, hacia el  hormiguero donde espera la reina vigilando sus huevos en silencio.

En otro momento te hablaré de los  jabalíes que  llevan a los jabatos a conocer el terreno y lo mismo hacen los corzos. Y también de los insectos, de las  mariposas y… ¡Tanto hay para disfrutar…!
Estos días  son  muy buenos para hacer  senderismo. Ni frio ni calor,  sol entreverado, acompañante oculto entre las nubes, que sale en caso de necesidad.
Escribió Herman Hesse: «Los árboles son santuarios».
 «Cuando hayamos aprendido a escuchar a los árboles, nos sentiremos en casa. Eso es la felicidad».

¿Renuncias a la felicidad?














Fotos: mis archivos


miércoles, 29 de abril de 2020

Una ventana al campo


 Todo esfuerzo tiene su recompensa.  Las alas de la esperanza nos permiten  volar y  la imaginación no tiene límietes. No sirve precipitarse, pero planeando algunas salidas, se nos hará la espera más corta.

Ya habíamos hablado de Urueña  “La villa del libro”, en plena Tierra de Campos. La que tiene más librerías que bares y parece un cuento de hada en la época medieval… ¿Recuerdas?
Uno de los pueblos con encanto  que se recuperó con el entusiasmo de  sus habitantes.

162 vecinos  se las ingeniaron para  mantener el pueblo impecable, conservar su patrimonio artístico y  arqueológico y subsistir con toda dignidad, en base a la historia y a la literatura. Hicieron de  este pequeño e histórico lugar un centro turístico que merece la pena visitar.

De ninguna manera formaron  parte de “la España vaciada”, sino que uniéndose a otros municipios de características similares formaron: La Ruta de Jeromin a Juan de Austria. Un circuito de pueblos que con el mismo empeño se desarrollaron y crecieron. Un ejemplo patente de que “la unión hace la fuerza”.

No me quiero imaginar el infierno que estarán sufriendo ahora. Pero visto el esfuerzo realizado entre Ayuntamientos y vecinos para vivir del turismo, ahora, con su inquebrantable fuerza serán capaces de reinventarse.

Nada más que la desescalada vaya tomando forma, será uno de los puntos de España (entre otros muchos) que merezca la pena visitar.
 












Fotos: mis archivos

martes, 28 de abril de 2020

Entre fantasía y realidad


Esta mañana, el amanecer ha llegado con otro colorido. Parece anunciar que  los tiempos son cambiantes y van a cambiar.
Así lo esperamos,  porque si perdimos la  oportunidad de viajar y practicar senderismo  en abril, con las nuevas perspectivas, quizá estemos a tiempo de recuperar el calendario de mayo. Cuando menos a lo que  a las marchas senderistas se refiere.
Cada año, los pueblos cercanos abren sus espacios para ofrecer la riqueza de su paisaje y su gastronomía. Organizan recorridos en su entorno y allí encuentras: historia, flora y fauna,  rica cocina y sobre todo el calor humano del que durante el año, enfrascados en nuestra cotidianidad, obviamos.
No vemos llegar el 2 de mayo (fecha memorable y singular), donde se supone, si todo sigue bien, empezaremos a salir y enseguida, más pronto que tarde, a  disfrutar de este singular evento turístico.
Seguro que los cientos de vecinos que participamos no podremos formar grupos como antaño, porque  tendremos que respetar el alejamiento necesario. Aprenderemos entonces, que los tiempos de formar  “piña” han pasado, que tenemos que reinventarnos para  intercambiar nuestros anhelos de otra forma. Nos daremos cuenta de lo importantes que son los móviles y sus aplicaciones en realidad, y los usaremos de  forma distinta a la que conocemos.
En  la separación, durante la caminata,  el wasap nos ayudará a estar comunicados y transmitirnos lo necesario, lo útil, lo esencial. Es cuestión de ampliar la mente.
Mantendremos las amistades que teníamos, las que encontramos en anteriores  marchas, y las que encontraremos en las futuras.
 Y al  terminar el recorrido, separados por mamparas de metacrilato, disfrutaremos de los huevos fritos de Pradejón, o la paella de Azagra, o las patatas con chorizo de  Ocón…, Anguiano…, Ezcaray…, y  la de otros tantos pueblos…

¿Será el ensayo de otra manera de viajar?  …iremos probando…
 Lo dijo Ray Bradbury:
           “Hay que inyectarse cada día de fantasía para no morir de realidad”.

Fotos: mi archivo 

lunes, 27 de abril de 2020

La voz de los niños



Ensayo virtual del Orfeon Calagurritano
Las calles se llenaron de risas infantiles. La alegría para todos los vecinos es inmensa…Y en este estado eufórico me paré  a pensar:
Se pasan los días  en un amén. Hemos adoptado una especie de protocolo en el que no cabe espacio para perder el tiempo y  transformar  nuestra rutina en una nueva.
 A las salidas y entradas cronometradas y controladas por estrictas medidas higiénicas, se suma  la continua espera de nuevas noticias en cuanto a la evolución de la epidemia;  sortear la infodemia que prolifera a diestro y siniestro;  las  siguientes comparecencias…, y los desatinos de la disociación política entre otras tantas mil cosas. 
Llueven  iniciativas culturales de todo tipo: plataformas, no solo de teletrabajo, también  para que los  grupos culturales de todos los ámbitos puedan compartir su  saber y entretener, formar e informar al resto de gente. Desde el ejercicio físico, al literario, musical…etc., ofreciendo  distracción para  que llene las horas muertas.
Las redes sociales  se han desbordado con toda clase de ofertas, han crecido exponencialmente, de tal manera que  para no perder onda, las tienes que intercalar con tus actividades; domésticas  y lúdicas  con tus propios grupos en los que interactúas con el mismo afán.  Hemos entrado en una vorágine tal, que necesitamos los días de 48 horas. Así de claro y así de fácil.  
No se cómo hacíamos antes para llegar a todo. Porque ahora, o nos falta tiempo, o vivimos en una realidad aumentada.
Pasan los niños en sus patinetes, otros, agarrados a sus muñecos y de la mano de su padre/madre. ¡Qué felices, sensatos, educados se les ve! Caminan de otra forma. Da la sensación que para ellos ha habido un antes y un después. Viéndolos, me olvido de todo lo demás.



Fotos: mi archivo  y Google


domingo, 26 de abril de 2020

Doctores tiene la Santa Madre Iglesia



No podrán ver los que se fueron este acontecimiento. Les resultaría inverosímil, difícil de comprender y por lo tanto  de  aceptar.
Un paseo al día, una hora, un adulto, un kilómetro.  ¿Es un nuevo juego  que tenemos que aprender?  Un número áureo, sinónimo del orden, y por lo tanto de buenos augurios?,  ¿Un axioma, tal vez? ¿Qué demonios es y qué significa?  ¿Podría Pitágoras resolver el enigma en esta era?

No pueden volver los que nos dejaron sin querer hacerlo, pero tampoco querrían.
¿Es psicológicamente más aceptable esto  que  el quedarse  en casa porque es peligroso salir a la calle, porque no se ha controlado todavía la  epidemia (altamente anunciada), porque nuestros científicos tuvieron y tienen los recursos recortados y no dan más de sí?
¿Son todos los  que están así, o todos los que son así, están?
Estos niños hambrientos y sedientos de libertad  que hoy salen condicionados a cuatro “unos”, serán los que nos condicionen bajo su propia perspectiva mañana.  La vivida y sentida durante este confinamiento.  Mientras, los científicos, si es que los dejan trabajar y les proporcionan los recursos necesarios, serán los que… ¿Qué?
Sin duda nuestra ignorancia nos empuja a pedir respuestas a todas las cuestiones para las que no las tenemos. Si nos remontamos  a  en la edad media, el padre Gaspar Astete, de la compañía de Jesús, publicó el Catecismo de la Doctrina Cristiana, donde lo decía.
 Este es el fragmento:
-Además del credo y los Artículos, ¿creéis otras cosas?
-Sí, padre, todo lo que cree y enseña la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana.
-¿Qué cosas son esas?
-Eso no me lo pregunte a mí que soy ignorante. Doctores tiene la Santa Madre Iglesia que os sabrán responder.
 


Fotos:Google

sábado, 25 de abril de 2020

Un minuto de silencio


Así hemos comenzado esta tarde los aplausos de gratitud.  Con un minuto de silencio que las Fuerzas  del Orden Público han propuesto antes de iniciar el recorrido para escoger nuestro agradecimiento y  disfrutarlo con los sanitarios que siguen cuidando a nuestros enfermos.
Son humanos y se emocionan y padecen con nosotros el confinamiento y las restricciones, por eso cada tarde felicitan a la gente que cumple años, en cada uno de los edificios por los que pasan. Niños y mayores, todos tienen su brindis. Y la gente disfruta con ello después de tantos días de ver la calle desde las ventanas y balcones.  También recuerdan a los que se han ido.




Foto y video: mis archivos

¿Mañana?, sentido común


Hoy los pájaros cantan con más entusiasmo que nunca. Adivinan la llegada de un día luminoso, radiante  y lleno de vida. Tal vez anuncien que va llegando la hora de los niños, para pisar la calle  y compartirla con ellos.
Con la musicalidad que les caracteriza, intentan transmitir un mensaje: “Recordad que la calle no es vuestra del todo, no olvidéis vuestra vulnerabilidad”
Los observo desde mi balcón, y ellos felices, solo esperan a que entre dentro para poder comer de las migajas que cayeron al comer yo. ¿Es la vida así  de fácil? O, ¿me la invento yo?





Foto: mis archivos


viernes, 24 de abril de 2020

Ventanas



Suena un  pito. Un vecino reclama la atención del resto porque es la  hora de “aplaudir”. Suenan las sirenas y ventanas y balcones se llenan de entusiasmo. Es una cita ineludible. Entre los aplausos quedan los saludos y besos lanzados en la distancia. Nos sentimos unidos por una desgracia, pero no desgraciados. Más bien, todo lo contrario. El lenguaje  corporal suple con creces al oral, y nos entendemos a las mil maravillas.
Sin darnos cuenta, avanzamos por abril. Ya hemos celebrado  “El día del libro”. Las redes se han inundado de todo tipo de ofertas literarias, actos, charlas y conferencias virtuales que suplen con creces la falta de libertad, y el poder disfrutarlas al aire libre.  El esfuerzo de literatos y artistas es colosal.
Dice Joan  Margarit que: «la a libertad es una librería». Él  tiene sus buenas razones para aseverarlo, como también las tuvo Borges cuando afirmó que: « el paraíso es una biblioteca».
Que los libros son  el mejor remedio para cualquier situación de soledad, no me cabe ninguna duda. Como que titularemos “día del libro” cada uno de los que nos queda por vivir confinados; y abriremos otras ventanas que nos ayuden a escapar de la realidad, para encontrar nuevos mundos llenos de vida desde el confort del sillón, hasta  las 8 que regresaremos al escenario real. Aplaudir a los otros, es vital.




Fotos: Mi archivo  y Google

jueves, 23 de abril de 2020

Miedo al futuro


Parece que seguimos buscando la luz que nos guíe en la oscuridad contra el miedo al presente y al futuro inmediato del que intuimos…, nos dicen…, pero  del que  nadie sabe nada.
Y entonces, me viene a la memoria “la letanía contra el miedo” de   Frank Herbert en “Dune”:

 «No debo tener miedo. El miedo mata la mente. El miedo es la pequeña muerte que conduce a la destrucción total. Afrontaré mi miedo. Permitiré que pase sobre mí y a través de mí. Y cuando haya pasado giraré mi ojo interior para escrutar su camino. Allá donde haya pasado el miedo ya no habrá nada. Sólo estaré yo».
Sí, yo también me niego. No quiero alimentar al miedo del presente, ni al pánico del futuro. Sabemos los ciudadanos, que somos capaces de unirnos y luchar contra todo, incluso lo desconocido. Unos en los balcones, otros en los hospitales, otros…, cada uno en su puesto, todos juntos.
Cuando todo pase, quedaremos nosotros, y el que no haya tenido la determinación de grupo, ese tendrá que temer por el futuro.

 foto, pelicula Dune: Google

miércoles, 22 de abril de 2020

El Ave Fénix


¡Hola!
Es muy chiquitita mi voz, pero quiero hacerte llegar un mensaje:

Deseo  que no te preocupes, aunque  sé que lo harás.
Que te quites la morriña  y recibas de esas desconocidas personas, la medicina y el amor con que te cuidan  cada día, aunque lleven mascarilla.

¿Sabes?:

Pronto regresarás a tu casa de la  aldea, a  ese tesoro  tan bien guardado. Con tus manos, podrás retirar la ceniza de la chimenea, y hacer  a fuego lento, un buen cocido.  

Confía en tu hacedor.  Más pronto que tarde serás ese tulipán que, como el Ave Fénix,  resurge lleno de vida.





Foto: Google

Respetemos a los niños


Nuestros abuelos solían decir: «Ni son todos los que están, ni están todos los que son». Ellos lo tenían muy claro, pero  nosotros con todo lo que está lloviendo, no sabemos si todos  “son”, o  todos “están”, o ninguno “sabe”.

Sin embargo, cada día, Las Fuerzas de seguridad del estado amplían su cometido, y ofrecen dignos espectáculos para  alegrar y premiar a los niños. Improvisados reyes magos que  les hacen llegar la ilusión para que se sientan protagonistas  de  una situación desconocida  para ellos.

Los niños los aceptan  encantados, porque  piensan a otra velocidad  y ven con claridad.  Saben y comprenden y funcionan con ese conocimiento. No se paran en los inconvenientes ni en las inconveniencias.  No tienen malicia ni la necesitan. Por eso, con una norma clara y concreta saben manejarse y  nos dan lecciones, como la de este tiempo de confinamiento.

Su extraordinario potencial  les impulsa a inventarse los recursos que no tienen  para actuar, por eso no entienden qué tiene de peligroso un parque, que no tenga el supermercado, entre otras cosas.  A ellos ya no les sirve que los “grandes ilustrados” les digan «quita niño, que yo se…», porque ellos saben.

Son  estoicos sin conocer  que es la estoicidad y se abren al mundo porque el que tienen les hace sufrir y no les gusta.  Solo necesitan decisiones firmes y normas  claras, y  ELLOS  sabrán salir de su encierro sin causar problema alguno.

Respetemos a los niños, no los volvamos locos.

Foto: Google

martes, 21 de abril de 2020

Felinos felices


 No solo las aves, palomas y gorriones, están perdiendo el miedo a sobrevolar la ciudad, pararse en los tejados, ventanas y fuentes, incluso caminar por las aceras. También los gatos. Esos felinos desconfiados por naturaleza que permanecen impasibles en las casas sin inquietarles lo más mínimo  lo que pasa por el exterior.

Era por la tarde,  cuando vi cómo paseaba un gato gris pimienta, tan tranquilo por la acera de la calle, que previamente había cruzado sin temor a ser atropellado.
Llevaba días en la ventana primero y en el tejado después, observando el vacío y el silencio que antes no había visto. Por fin, se ha decidido a comprobar por sí mismo que la estampa que de lejos divisaba, era de verdad. Que no eran alucinaciones.
Cruzó y descruzó la calle, caminó la acera de arriba abajo y lo repitió en la de enfrente.
 
No salía de mi asombro. Cada vuelta,  caminaba más empoderado hacia su libre albedrio, sus movimientos eran más señoriales, como que se estuviera  haciendo dueño del lugar.









Fotos: mi archivo

lunes, 20 de abril de 2020

La vida es sueño


Envuelta en un sudor frío, siento la necesidad de despertar de un horrible sueño. En él, veo al mundo girar y  girar como un tío vivo donde las  sillas voladoras pretenden a toda costa desprenderse de los niños que las montan. Pero fijándome detenidamente, veo que no son niños, sino adultos que se aferran desesperados a las cadenas de las que penden los asientos con tanto ímpetu, que se  abre un eslabón y luego el otro, y la silla cae  con su ocupante a un vacío tenebroso. Y lo mismo ocurre  con las otras sillas y con las de los otros carruseles.

No despierto y el carrusel va perdiendo gente a pesar de los técnicos y de los expertos, y sigo sin caerme de la cama, y sigo sin saber dónde estoy realmente…

Pero los sueños, sueños son y nosotros despertaremos en un abrir y cerrar de ojos  y seguiremos adelante todos unidos, como en el confinamiento.  




Foto:Google

domingo, 19 de abril de 2020

Pagar peaje


Sabido es que, la felicidad como la tristeza, no duran para siempre. Lo mismo que, reinventarse es un ejercicio práctico y positivo que todos deberíamos, al menos, intentar descubrir.
No tengo la panacea para hacerlo, ni seguramente la tenga nadie, pero ideas…, haberlas haylas.
Se trata de no paralizarse en un punto determinado, creo yo.  Porque ya decía algún sabio despistado que: «en la diversidad está el éxito». Lo escuché por  primera vez en el ámbito económico, pero me pareció una reflexión sabia y aplicable en todas las situaciones.
No tenemos certeza alguna de cómo vamos a reaparecer en el mundo conocido, ni siquiera si lo vamos a conocer cuando volvamos, pero si nos paramos a pensar que, lo importante es alcanzarlo, ¿qué nos importa de qué color sea la meta, o qué paisaje nos ofrezca? Huyamos de tanta conjetura  desatada que no produce más que ruido sordo.
Lo importante es llegar y para ello tenemos que pagar nuestro peaje.






Foto: Google