A todos nos han dicho muchas veces que viajar es muy enriquecedor, que hay viajes impactantes, de los que regresas cambiado y hasta mejor persona, que desarrollas la empatía y generosidad con tus semejantes. Vamos, que vuelves con la misma carcasa con la que todo el mundo te conoce, pero con un espíritu tan cambiado que no lo conoces ni tú. Dicho así, parece una exageración, pero no lo es.
No sé cuánto habremos viajado nosotros, los ciudadanos de a pie, pero si
ha sido mucho como si ha sido poco, he comprobado que lo hemos sabido
aprovechar y cuando ha llegado una situación límite, hemos sabido estar a la
altura y sacar nuestro altruismo y generosidad para con los semejantes. Lo
mejor de nosotros mismos.
Esto me lleva a pensar que todos los partidos políticos a los que
unos y otros hemos jaleado y llevado al
congreso y al senado, y a los gobiernos de las comunidades y a los
ayuntamientos, han viajado muy poco, o
en condiciones no óptimas para el aprendizaje y enriquecimiento.
Y se me ocurre, para cuando nos podamos mover por el país, sugerirles
itinerarios por los pueden empezar a reconstruir sus ilustradas cabezas:
La Rioja, un conjunto de ciudadanos que además de poseer un patrimonio artístico
cultural y gastronómico digno de mención, de saber cultivar una tierra que
ofrece extraordinarias verduras y un buen vino, posee una industria y un comercio que se ha sabido
reinventar y ajustarse a las necesidades que
los servicios sanitarios están necesitando.
Para abrir boca, un buen itinerario sería; hacer las etapas riojanas del “Camino de Santiago del Ebro”; que nos brinda la oportunidad de conocer,
literatos y artistas de todos los tiempos, que han dejado su impronta en estas
tierras y que, unido a la riqueza de su biosfera, podemos
disfrutas y perdernos con ellos en su
paisaje.
Hay tantos y tantos puntos de interés, a cual más llamativo y seductor,
que por apuntar uno, se me ocurre, visitar
a la Cuna del Castellano: San Millán de la Cogolla, con sus monasterios Yuso y Suso. Paradójicamente, muy conveniente, acercarnos a
los orígenes de nuestro medio de comunicación más importarte y menos usado.
Si María de la O Lejárraga, levantara
la cabeza, se asombraría al ver la evolución de la sociedad por la que tanto
luchó. No me equivoco al pensar que reescribiría “Una mujer por caminos de
España”, adaptado a este tiempo.
Os dejo un enlace donde podéis comprobar que cualquier palabra que yo
escribiera más, no lo podría pregonar como se merece.
Fotos: Google
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