Amanecía
en nuestra ciudad y aparecíamos en las
calles, distanciados, ansiosos de hacer deporte. Hasta las cigüeñas se desperezaban al ritmo
del sol para acompañarnos. La emoción nos acompañó largo rato.
Hemos
conseguido un respiro para nosotros y para nuestros sanitarios, que siguen
cuidando a enfermos víricos y vigilantes
ante cualquier brote que ojala no surja.
Por
eso, salimos a aplaudir, aunque Las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado,
ocupados en otro frente, no pasen a recoger nuestros
deseos; porque todavía no hemos
terminado.
Aplaudimos
emocionados, mientras veíamos a la gente
respetar las franjas horarias y las restricciones impuestas para la desescalada. Porque la pandemia sigue, y para el Covid-19 todavía
no tenemos el contrincante que necesitamos para
destruirlo.
Sabemos
que les llega nuestro agradecimiento,
nuestra empatía y apoyo.
Foto: mi archivo
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