"Los libros son las abejas que llevan el polen de una inteligencia a otra".

James Russell Lowell (1819- 1891),

poeta y crítico estadounidense





viernes, 15 de mayo de 2020

Mercadillo de los jueves, el arte de la prudencia


¡Nos han advertido!: «Salid con prudencia», «moveros con cautela». Mucho me temo que a estas alturas de la vida, lo escuchamos como el que oye llover.
 La cautela, como la prudencia son buenas consejeras. Buena compañía, sin lugar a dudas.  Pero son poco conocidas.  Abanderan un uso desgastado y  a veces se las confunden. Para unos, la prudencia es sinónimo de tontería. O sea: “prudente” es igual a “tontainas”.   
Con el tiempo, a la  cautela se le ha adornado con  un  matiz de astucia o maña para engañar. A lo mejor por eso no se le tacha de tonto al que la utiliza con ese acicalado.
Aristóteles, a la prudencia, la consideraba una virtud: «el  individuo prudente se diferencia  del resto porque emplea su capacidad de deliberación, que le lleva a discernir cuál es su mejor opción en todo momento».
¿Por qué, entonces, ha llegado a nuestros días  con una pátina transparente y solo la encontramos visible en la literatura?
Nuestra sociedad hace años que tiene acceso a la lectura, con infinidad de medios con los que adquirir conocimientos.  Pero en el intento hemos perdido la cordura,  banalizado  los conceptos, la  hemos convertido  en simple retórica, y no la usamos para no parecer tontainas.
Tal vez el árbol tapó el bosque hace mucho tiempo  y salir de nuestra área de confort supone un esfuerzo inusitado al que no estamos acostumbrados, porque nuestro cerebro no está bien alimentado.
Así  las cosas, ¿Qué  veremos en los siguientes mercadillos? Por ejemplo.


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