"Los libros son las abejas que llevan el polen de una inteligencia a otra".

James Russell Lowell (1819- 1891),

poeta y crítico estadounidense





martes, 19 de mayo de 2020

Los hijos de la ira


Pantano El Perdiguero
Si yo fuera Dámaso Alonso, le  preguntaría a Dios…, pero no soy él, ni tengo su valor ni su maestría para hacerlo. Pero sí me pregunto a mí misma, y  a ti también, cómo nos podríamos conducir mejor y aportar cordura en nuestro entorno, ya que no podemos más allá, no por el confinamiento, sino porque gente ilustrada hay para hacerlo. 
Lo que ocurre es que no entiendo los esperpénticos sucesos que se contradicen claramente entre sí.
El Perdiguero
Cómo hay gente gritando por su libertad para poder comprarse el último grito de moda —por ejemplo, por no citar otros gruñidos que todos oímos— y,  unas calles más allá, haya una gran fila de gente  que  piden para comer porque  ni tiene dinero, ni libertad, ni fuerza para gritar.
Que, en medio de una emergencia sanitaria, donde hay miles de muertos, al parecer olvidados, o asimilados como hechos colaterales, ardan las calles con respeto y sin él, y sigamos a estos incendiarios cuando,  al menos ellos que salen impunemente, deberían solidarizarse con aquellos otros que también están formando colas para mientras esperan la infección del Covid19, no morir de hambre. ¿De verdad no habrá otro momento para hacer lo que se tenga que hacer?
Jacinto Benavente decía: «Lo peor que hacen los malos es obligarnos a dudar de los buenos». Y por desgracia, actualmente vivimos esa realidad.
Deberíamos llegar al mundo, todos,  con un manual de convivencia, con la técnica necesaria para  ampliar nuestra mente y nuestro corazón, pero especialmente, todos esos que pretenden gobernar el país. Y digo todos.  Porque parece que olvidan el escenario que deberían crear para llegar a acuerdos que solucionen los problemas o al menos los palíen. Si no son capaces de crear esa armonía política, no quiero pensar si, seremos los hijos de la ira los que acabemos con la pandemia, o será ella la que acabe con nosotros.
Paz y serenidad en el pantano



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