Pantano El Perdiguero |
Lo que ocurre es que no entiendo los esperpénticos sucesos que se contradicen
claramente entre sí.
El Perdiguero |
Cómo hay gente gritando por su libertad para poder comprarse
el último grito de moda —por ejemplo, por no citar otros gruñidos que todos oímos—
y, unas calles más allá, haya una gran
fila de gente que piden para comer porque ni tiene dinero, ni libertad, ni fuerza para
gritar.
Que, en medio de una emergencia sanitaria, donde hay miles de
muertos, al parecer olvidados, o asimilados como hechos colaterales, ardan las
calles con respeto y sin él, y sigamos a estos incendiarios cuando, al menos ellos que salen impunemente, deberían
solidarizarse con aquellos otros que también están formando colas para mientras
esperan la infección del Covid19, no morir de hambre. ¿De verdad no habrá otro
momento para hacer lo que se tenga que hacer?
Jacinto
Benavente decía: «Lo peor que hacen los
malos es obligarnos a dudar de los buenos». Y por desgracia, actualmente vivimos esa
realidad.
Deberíamos llegar al mundo, todos, con un manual de convivencia, con la técnica
necesaria para ampliar nuestra mente y
nuestro corazón, pero especialmente, todos esos que pretenden gobernar el país.
Y digo todos. Porque parece que olvidan
el escenario que deberían crear para llegar a acuerdos que solucionen los
problemas o al menos los palíen. Si no son capaces de crear esa armonía
política, no quiero pensar si, seremos los hijos de la ira los que acabemos con
la pandemia, o será ella la que acabe con nosotros.
Paz y serenidad en el pantano |
No hay comentarios:
Publicar un comentario