Acabamos de
estrenar la fase 2. Y salimos reforzados de prudencia y esperanza, aunque
sabemos que la realidad, la que creemos
que nos rodea, es vagabunda. Como la lealtad, que también es viajera y recorre los mares de norte a sur
y la dejamos marchar, si bien conocemos, que es nuestro mejor patrimonio. No me
queda muy claro si se aleja porque la
abandonamos, o nos abandona porque nos alejamos
Habiendo
perdido nuestro mayor tesoro, empobrecidos, nos dirigimos con incertidumbre hacia el
peligroso camino de la hoguera de las vanidades y a punto estamos de convertir en cenizas
todo nuestro haber.
Pero hemos
aprendido que el sacrificio unido, ha contenido al Covid 19, y también, que la
no violencia puede detener el virus de la ira que respiramos desde que abrimos
los medios de comunicación, o cuando
salimos de casa.
Recurriendo
a la sabiduría popular de nuestros mayores, encontramos las armas que necesitamos
para defendernos: la sonrisa,
el silencio y la indiferencia.
Nuestra presencia silenciosa llegará a la mente de tanto
desalmado que teniendo la llave del consenso y trabajo en equipo, la ha desestimado y no la emplea.
Seguiremos la moraleja que los
Hermanos Grimm nos dejaron en la llave
de oro:
«La esperanza y la constancia llevan a buen destino»
Fotos: mis archivos y google
No hay comentarios:
Publicar un comentario