Escucha, te voy a contar
una historia, que ocurrió ayer.
La de Marta la ilusionista, que sacaba un conejo del bolso de la compra y con su varita
conseguía comida para dos semanas. Había vivido tiempos difíciles y los había superado.
Nos contaba cuando le bajaba la fiebre.
Ella tiene fe en sí
misma. Y regalaba alegres sonrisas a sus
compañeros de habitación, quienes ya sabían que la incredulidad no es su bandera.
Por eso, no fue una sorpresa verla marchar ayer mañana, alegre y feliz a su casa.
Nos dejó su lema para ti: ¡Luz, fuerza y amor!
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