¡Qué bonito amanece cuando el sol, con toda su potencia, empuja la oscuridad! Nos sentimos seguros bajo la protección de su
calor, y más, habiendo alcanzado “La
curva”. ¡Que ya, no tenemos que alcanzar
el pico! Que es, para hacernos una idea,
como ir a Los Agudos y pararnos en La Mesa,
quedando lejos, muy lejos el Everest.
Parece que se vislumbra cierta claridad en este
oscuro, escabroso y largo túnel. Ahora toca
descender por la sinuosa ladera…, pero no adelantemos acontecimientos.
¿Cuál es la otra curva? A sí, claro: ¡la de los
“listillos”! Descubiertos y detenidos
saltándose el confinamiento con pueriles
escusas. Y va en aumento a pesar de las medidas restrictivas. Tienen más
difícil su trabajo las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado en aplanar
esta curva que los sanitarios, que ya
han regulado el crecimiento de la suya. Siempre se ha dicho que la estupidez humana no tiene limites, y es verdad.
El factor humano, siempre, haciendo de las
suyas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario