No podrán ver los que se fueron este acontecimiento. Les resultaría inverosímil,
difícil de comprender y por lo tanto
de aceptar.
Un
paseo al día, una hora, un adulto, un kilómetro. ¿Es un nuevo juego que tenemos que aprender? Un número áureo, sinónimo del orden, y por lo
tanto de buenos augurios?, ¿Un axioma,
tal vez? ¿Qué demonios es y qué significa?
¿Podría Pitágoras resolver el enigma en esta era?
¿Es
psicológicamente más aceptable esto que el quedarse en casa porque es peligroso salir a la calle,
porque no se ha controlado todavía la epidemia (altamente anunciada), porque
nuestros científicos tuvieron y tienen los recursos recortados y no dan más de
sí?
¿Son
todos los que están así, o todos los que
son así, están?
Estos
niños hambrientos y sedientos de libertad
que hoy salen condicionados a cuatro “unos”, serán los que nos
condicionen bajo su propia perspectiva mañana.
La vivida y sentida durante este confinamiento. Mientras, los científicos, si es que los
dejan trabajar y les proporcionan los recursos necesarios, serán los que… ¿Qué?
Sin
duda nuestra ignorancia nos empuja a pedir respuestas a todas las cuestiones
para las que no las tenemos. Si nos remontamos
a en la edad media, el padre
Gaspar Astete, de la compañía de Jesús, publicó el Catecismo de la Doctrina Cristiana,
donde lo decía.
Este es el fragmento:
-Además del credo y los Artículos, ¿creéis
otras cosas?
-Sí, padre, todo lo que cree y enseña la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana.
-¿Qué cosas son esas?
-Eso no me lo pregunte a mí que soy ignorante. Doctores tiene la Santa Madre Iglesia que os sabrán responder.
-Sí, padre, todo lo que cree y enseña la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana.
-¿Qué cosas son esas?
-Eso no me lo pregunte a mí que soy ignorante. Doctores tiene la Santa Madre Iglesia que os sabrán responder.
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