¡¿Qué importa si son 1000 o 1001?! Si hay desfases de números o no… ¿Somos acaso meros números?
Si con solo uno que se ha ido sin consuelo,
sin compañía familiar…, sin duelo, ¡con
uno solo!, es suficiente para poner las
medidas necesarias, y si no se tienen, buscarlas, y continuar en la lucha por
conseguir paralizar y exterminar al
desconocido invasor.
¡No valen divisiones, ni difundir opiniones
crispantes! ¡No queremos eso!
Siguen las palmas y las músicas y el buen hacer
y la buena voluntad. Desgraciadamente, también sigue la picaresca, la división,
los bulos, la difamación…, y la mala
baba de aquellos que podrían hacer y ayudar y no lo hacen…
No es por importunar la conciencia ajena, ni
por perder la fe en la ciudadanía cercana, ni la de lejos; ni mucho menos quitarle la
esperanza a quienes se sacrifican en todos los ámbitos posibles. No. Es por la lucha intestina que se lleva a cabo y por la que tenemos que tener los de a pie, para no
sucumbir a la crispación y al desánimo que otros infiltran en la sociedad.
Tras la epidemia que nos extermina, se
encuentra otra: la infodemia, más letal
y perniciosa si cabe. ¡Toquemos a
rebato!
No hay comentarios:
Publicar un comentario