Que si de plagas hablamos, la estirpe Corona
lleva unos cuantos individuos concatenados. Los anteriores, más débiles y míseros,
se esforzaron pero no llegaron a su
objetivo y mutaron a otro más letal.
Nada aprendimos de aquellos.
No sabe éste, que los humanos nos hemos cansado de
ser invadidos por moscas y mosquitos y ratas y virus…, y ya no nos perderemos en
la ruta de la plata, sino en la de la investigación y erradicación de su
virulencia.
Aunque al paso que vamos, necesitaremos varios siglos más de pandemias, si nuestros dirigentes no se esfuerzan
en aunar criterios. Parecemos los ciudadanos, un rebaño en el redil viendo como los pastores se disputan el cayado.
Y después queda contener a tanto maleante que
se desmadra entre montes y ríos…, auténticos sin vergüenzas que no respetan
ni su vida ni la ajena, ocasionando más gasto
económico y humano para controlarlos; recursos tan necesarios en estos momentos.
Con tantos locos sueltos, y no son “esos locos bajitos”, de momento el corona virus
lleva las de ganar.
¿Qué más necesitamos para aprender la lección
que nos está dando la naturaleza? ¿La aprenderemos? Ese es nuestro reto en adelante.
Foto: Google
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