¿No os da
la impresión de que la naturaleza juega con nuestra sabiduría, como con una
pelota? ¿Que ha retomado la dirección del partido y nos trae y nos lleva a su
antojo?
Un día con otro, nos muestra sus dientes de sierra, recordándonos
que somos demasiado confiados, y no tan listos como nuestra procedencia indica.
El tráfico se ha reducido en calles y
carreteras, y también en el cielo. En
tan solo un mes, las nubes circulan sin tropiezos, ni gases que las confundan.
El firmamento, cada mañana y durante el día,
nos ofrece una estampa limpia, ordenada, que transmite cuando menos, sosiego. Como la de esta mañana en que la luna va menguando y despareciendo en el horizonte.
Pequeños logros que la atmósfera terminará agradeciendo.
Fotos: Mi archivo
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