Los grandes
descubrimientos los han hecho, siempre, personas humildes. Y por su humildad y rudeza, se quedaban también, a las puertas de la gloria.
La piedra de Roseta,
sin ir más lejos. Un fragmento de un antiguo monumento egipcio del año 196 A.C.,
que con toda probabilidad, sirvió como material de construcción en el devenir de los
siglos y que finalmente fue descubierta en julio de 1799, por un soldado en la campaña francesa contra Egipto.
¿Qué contiene? Un
decreto hecho público por un consejo general de sacerdotes de Menfis, con motivo del primer aniversario
de la coronación del faraón Ptolomeo V. Hasta aquí, nada de particular, si no
fuera porque está escrito en tres idiomas: Griego, demótico y jeroglífico.
Se trata de la llave
que abrió la puerta a los misterios de la antigüedad. El hallazgo más
importante hasta ese momento. Un trozo de
basalto negro, esculpido y enterrado bajo las arenas del tiempo, que también nos habla de
cómo, diferentes culturas compartían el conocimiento y el poder. Como
hasta no hace mucho, lo hacían, los judíos, musulmanes y cristianos.
El historiador Jean François
Champollion, considerado el padre de la egiptología por haber conseguido descifrar la escritura jeroglífica, gracias a la piedra de Roseta, fue quien alcanzó la fama.
Como a Indiana Jones
con los nazis, a los franceses les arrebataron su tesoro los ingleses en 1801, y
está expuesto desde entonces en el Museo Británico de Londres. ¡Cosas que pasan!
Pero nada más se supo, del soldado que desenterró la
piedra. Así nos ocurre a la plebe.
#piedrarosetta#egipto#historia#curiosidades#museobritanico#soldado#jeroglifico#demotico#griego#indianajones#arcaperdida#
No hay comentarios:
Publicar un comentario