La Calumnia de Apeles (1495) Botticelli |
“la
mosca a la rana que estaba
cantando debajo del agua
cuando la mosca salió a cantar
vino la araña y la hizo callar” (fragmento)
cantando debajo del agua
cuando la mosca salió a cantar
vino la araña y la hizo callar” (fragmento)
Los padres de antaño no
llevaban a sus hijos a los psicólogos, entre otras cosas, porque no existían como ahora los conocemos. Pero disponían de un filón incalculable de filosofía
y psicología popular con la que a sus hijos enseñaban, jugando, cantando…etc.
La envidia benigna,
aunque cuestionable, resulta motivada
por los buenos deseos, según dicen los estudiosos del tema. En cambio, la envidia
perniciosa surge de una admiración infame, conduce al rencor y al odio, incluye
el deseo de que el rival pierda lo que posee.
Suelen ser personas
toxicas las que portan este lastre. Su apariencia angelical te envuelve con su
sonrisa y te atrapa como la araña a la mosca. Poco a poco va despojándote de
tus alas, tus uñas, tus dientes…, y te conviertes en un ser indefenso ante sus
deseos. Como por arte de magia, tu entorno familiar y de amigos se va
reduciendo, sin saber cómo, un día te das la vuelta y no tienes a nadie. Porque
te alimenta continuamente con su rama de
azúcar, sin descanso, hasta que te haces dependiente de sus deseos… Y..., la araña
solo quiere a la mosca para ella, hasta que se la come del todo y busca otra…, y otra…, pero tú, ya no lo ves.
Fragmento de "El Jardin de las delicias (El Bosco) |
Este pecado capital,
tan antiguo como la propia humanidad, ha
sido representado por artistas de
diferentes ramas, quizá, para protegerse a sí mismos y a cuantos mirasen las
obras.
También Cervantes la
plasmó en un pasaje del “Quijote”:
«¡Oh envidia, raíz de infinitos males, y carcoma de las
virtudes! Todos los vicios, Sancho, traen un no sé qué de deleite consigo, pero
el de la envidia no trae sino disgustos, rencores y rabias»
Fotos: Google
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