Los astros están que rebotan. Puede que sea por la resaca
de la fiesta que se han pegado con el Neowise o, el 2020ND o, porque preparan la siguiente.
Se han enterado de que
llega una nueva constelación de satélites artificiales, encabezados por el satélite
Starlink, para conseguir un servicio de internet, de banda ancha, de laja
latencia y cobertura mundial, a bajo costo.
Lo cierto es que visto el gráfico, parece un cendal de aislamiento o
defensa que envuelve al globo terráqueo…
“Acuáridas”
y “Perseidas”
no necesitan escusas para montar una buena jarana. Están expectantes con la llegada
de la sonda Esperanza, lanzada por los Emiratos Árabes, y con la de China, también,
y no se dejan ver hasta estar seguras de tener espacio suficiente para sus
juegos. Aunque de momento, han aprendido
a jugar al escondite entre tanta
chatarra espacial que les estamos dejando, y para ellas, el progreso significa
aprender, mientras que para nosotros, representa destrucción.
Así que ya no sé si junto a la luna vemos a júpiter o, a
Starlink; si es marte o, el cometa, si
se trata de una sonda u otra o, del lucero del alba… Los ciudadanos de a pie no tenemos más alternativa
que mirar al firmamento y creer en él…, porque lo que vemos es realmente incierto. Nuestro cielo, el que heredamos de nuestros
antepasados, ya no es el que era. 
Pero con los pies en la tierra y mirando de frente, lo que
vimos no eran estrellas fugaces, sino de las que tienen luz propia. Una familia de músicos que tocan y cantan como
los ángeles. Una estupenda iniciativa, en
tiempos de pandemia, muy bien organizada, que nos ayudó a olvidarnos de
nuestros conflictos y de los de las "Gemínidas".
Regresamos a casa, en medio de todo, más que contentos.
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Fotos: mis archivos
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