¡Que lo decía mi abuelo! Y la sabiduría popular todavía está por
encima de toda lógica moderna. «¡No por
mucho madrugar, amanece más temprano!»
Creímos que lo difícil
había pasado, y comenzamos la desescalada a trompicones. Ya no sabremos como
hubiera resultado de haberla hecho despacio, en el tiempo y forma planteado.
El razonamiento es convincente: «Si no paramos el mundo nos
matará el virus, y si lo paramos lo hará el hambre». La pescadilla que se muerde la cola,
La mayoría de nuestros mayores se han ido, y con ellos, sus
sabios consejos y los esfuerzos y sacrificios, con los que obtuvieron grandes
logros. Lo
hemos olvidado todo. Y lo que es peor,
tampoco lo hemos transmitido.
Estamos en la era del “todo vale”, “lo quiero ya y ahora”…, “tengo mis derechos”…, pero eludimos las obligaciones que relegamos a
“los otros”.
Y, no. No culpo ni a
jóvenes, ni a políticos, ni a dirigentes, no. Nadie sabía, qué era los que nos
estaba atacando. Todos hemos tenido que aprender sobre la marcha, pero después
de casi dos meses de haber contenido la expansión del virus, nos encontramos en
medio de rebrotes y focos peligrosos y
todos somos responsables de ello.
Si
Gloria Fuertes hubiera conservado la
tinta de sus venas, ¿qué poema le habría inspirado este distópico tiempo? ¿Cómo habría encajado, por ejemplo, la cuarentena que nos imponen y
que nosotros no supimos implantar…?
“Soy la araña de España que ni pica ni
araña…” Son ecos de otros tiempos.
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Fotos: mis archivos
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