¡Anda! ¡Si han empezado las No Fiestas! ¡Mira!, ¡aquí estoy, vestido de tal guisa, como si fueran a celebrarse! Dice Tuteli que otras vendrán, que mejor no salir en busca del virus. No habrá festejos como antaño pero, de la memoria me llegan los recuerdos del 2017.
¡Vamos, que empieza el encierro! Desde pequeñito, no me he perdido ni uno. De balcón a balcón
corría las vacas más que los mozos por la calle. ¡Valiente, sin miedo!,
atropellaba a los míos pero las bestias ni me olían.
Y por la noche el toro de fuego. ¡Que de chispas soltaba!, no
entiendo cómo no se quemaba a sí mismo. Bien
es cierto que, los fuegos artificiales eran otra cosa. Como no me distraía
corriendo por la casa, me acurrucaba en
sus brazos, y aun así, me temblaba todo el cuerpo con semejantes estruendos.
Y luego, las peñas…, el gorgorito…, las gentes cantando y saltando… ¡Qué bien olían
las degustaciones!…
Al fin, tras muchos días de correrías, pasaba la procesión
por la mañana y el entierro de la sardina por la noche, y Adiós. A esperar todo
un año para repetir los festejos.
Una larga semana, pero
se me hacían cortas y todo. No sabía
entonces, que serían las últimas.
Fotos: mis archivos
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