Tal que si hubiera
mirado para atrás, me quedé petrificada. Mientras escuchaba sus argumentos, un pensamiento relámpago se cruzó por mi mente: «¡Con ese genio no
llegaremos a buen puerto!».
No obstante, me callé y
seguí escuchando. Al cabo de un rato de verborrea, comprendí que era su propio coraje el que hablaba y hablaba y, aunque nada parecía tener sentido, sabía que entre sus parábolas e hipérboles, afloraba el inmenso amor
que intentaba esconder.
Detrás del sarcasmo, se
ocultaba la longanimidad. Por eso, conseguía que la tratase, no con desdén,
sino con toda la generosidad que se
merecía.
https://cincopalabras.com/2020/08/09/escribe-tu-relato-del-mes-de-agosto-ii-alex-rovira-alexroviracelma-escritor-economista-y-divulgador/#comment-7119
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