Mucho antes de que llegara el alba, se despertó, con el ruido del portazo que dio al romperse, el sueño. No le gustó que lo hubieran interrumpido y, enfadado, traspasó la barrera del sonido.
La modernización, no
cabe duda, trae muchos avances para
todos. Pero en el trayecto también da al
traste con muchas otras riquezas heredadas.
Un ejemplo es lo que ocurrió en Egipto. Un gran beneficio iba a redundar en el país el hecho de reconducir sus aguas, pero cuando acometieron la empresa, se dieron cuenta que tenían que sacrificar toda la riqueza patrimonial que habían heredado de sus antepasados y, ¡no era poca!
De la noche a la mañana, no solo en la nación, sino a nivel mundial surgió un movimiento que unificó los conocimientos y esfuerzos de los expertos necesarios, para encontrar la forma de salvar todos y cada uno de los templos egipcios. Y comenzaron una obra faraónica para ello.
Soslayaron todos los impedimentos: idiomas, altos mandos e intermedios, cargos, poderes políticos,económicos... Concentraron su energía y trazaron el camino que recorrieron juntos. Y, ¡lo consiguieron!
Es por esa razón que, en todos los países que colaboraron encontramos un pequeño templo, o monolito, o cualquier otro tesoro que recibieron como regalo del pueblo egipcio.
Mucha gente se hace cruces, y todavía no se explica por qué, ante una crisis sanitaria, producida por la pandemia que nos ha invadido, a NIVEL MUNDIAL; los dirigentes de cada país siguen su camino, van a la suya y campan por sus respetos.
Me pregunto: ¿Son más
importantes los monumentos que las vidas humanas?
El sueño, cansado de no
encontrar respuestas, decidió darse un paseo, con mascarilla, a pesar de que a
esas horas no había un alma por la
calle.
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Fotos: Google
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