La abeja huyó en un principio aterrorizada. Desconocía la lengua de fuego que salía del vano, era insoportable. Sin embargo la estampa sonora era muy atractiva: ventana abierta, ser gigantesco que alzaba brazos y piernas y emitía extraños fragores. Inhalaba. Exhalaba. Inhalaba. Exhalaba. El conjunto, en fin, se convertía en una llama invisible, ¡que no ardía, pero abrasaba!
Una amiga le había advertido que no se acercara al feudo humano. Que se dedicara al trabajo colectivo, que se quedara en las flores que: "sin pedir nada a cambio, te dan cuanto necesitas". Pero ella veía a Campanilla subida a un armatoste y sentía una gran curiosidad. Le atraía y quería probarlo. Si los humanos lo hacen, mejor ella que es voladora, ágil e inteligente.
Al fin, descubrió que, esforzarse por un objetivo que no es de tu calado, se consigue el éxito distinto al que deseas.
¿Volverá la abeja al panal de rica miel? O, ¿seguirá viviendo de fantasía? Tal vez, la echen sus colegas por escabullirse del trabajo. Campanilla no lo sabe. Observa cómo revolotea en el cristal y se pregunta qué hace tan solitaria
#abeja#panal#campanilla#Flores#exhalar#inspirar#estampasonora#gigante#deporte#objetivo#esfuerzo
Fotos: mis archivos y Google
No hay comentarios:
Publicar un comentario