La niebla avanza por
las calles desiertas echando por tierra los planes que traía el amanecer. Prometía
luz y esperanza tras los días grises de lluvia y hasta los pájaros, que se mantienen en sus nidos guardando la
cuarentena, empezaban a cantar.
Pero no todo es oscuridad.
Tras esta difuminada cortina hay una serie de beneficios impalpables que estamos obteniendo
de esta situación, sin darnos cuenta. Mirad:
Menos circulación de vehículos:
menos polución y menos accidentes.
Menos tránsito de gentes:
menos suciedad y menos contaminados.
Nunca antes, los medios
de transporte han circulado con tanta facilidad, ni los técnicos de limpieza han podido limpiar la
ciudad tan fondo como lo hacen ahora.
Nos llega un nuevo
silencio desconocido: disfrutamos de esta considerable reducción acústica, que nunca antes tuvimos desde que proliferaron los automóviles.
Asignaturas olvidadas:
Educación vial, civismo, generosidad, compañerismo, afecto sincero, oportunidad
de reinventar y reaprender….etc.
En la vorágine diaria
hemos ido desprendiéndonos de estos recursos que tanto bien estar nos reportan.
Momento es de retomarlos; con calma, con paciencia, con responsabilidad y
encontrar el punto positivo en esta nueva y desconocida adversidad.
La suma de todos
vencerá al microorganismo que ha desorganizado nuestras vidas. Mientras tanto, acudiremos
a nuestra cita: nos vemos a las 8 para ovacionar a nuestros benefactores.
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