Recuerda otra noche igual de bella que esta; la que Vicent supo plasmar y alcanzar la excelencia, aunque la viera a través de los barrotes.
Ensimismado, recuerda que han sido los libros y su
maestro quienes le han enseñado a huir con la imaginación, e ilusionarse en un
proyecto inalcanzable desde la chabola que le alberga junto a su familia.
Llega un día más y lo descuenta de cada uno que
pasa. Falta menos, a no tardar tocará las puertas de la universidad…, fantasea
mientras pinta los pupitres y reparte entre ellos, los libros que abren
ventanas al cielo.
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