Llegan las palabras, peripuestas y engreídas y
descargan su desprecio y desamor, como las gaviotas que aligeran sobre tu cabeza,
como que no quiere la cosa, y se alejan aliviadas sin el peso de los
sentimientos... Siento curiosidad y busco respuestas: ¿soy feliz con días tristes?
Con mis dudas existenciales continuo camino y,  al llegar al
ministerio  de cultura primero, y al de justicia después, pienso
que están trabajando por  la paz y vuelve la incertidumbre: ¿soy
triste con días felices?
No hay replica, y decido esperar
el  futuro  envuelta  en el
presente  para  que si llega, no me encuentre.
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