Conocer
cómo siente y piensa el contrario es una gran ventaja para la convivencia. La dificultad
estriba cuando, solo uno maneja ese conocimiento. Y, mientras éste navega
en popa a toda vela, el otro
vuela tras la PLUMAS que pierde, entre los interminables JUEGOS del: “Te
digo que te dije…, pero no recuerdas”.
HUÉRFANO de conocimientos, zozobra sin remedio si no surfea haciendo un titánico esfuerzo. “Te dije y te digo…, que no recuerdas…” sigue
oyendo…
Dejó
de sembrar en tierra baldía y tan pronto
la SEMILLA germinó en otra fecunda, concilió el nuevo BAILE de entendimiento, que tanto
anhelaba.
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