Un año con sus 365 jornadas que no queríamos ni saludar, por ver si se decidían a llegar con
otras buenas nuevas. No lo hicieron, y seguirán sin hacerlo durante mucho
tiempo más.
Fuegos de artificio adornan nuestros miedos y celebran esos deseos que poco a poco interiorizamos y no nos atrevemos a sacar a la luz, no sea que nos los quiten.
Esperamos, muchas veces
enojados, ese milagroso pinchacito, que apenas se siente pero que nos abrirá
las alas del corazón y comenzaremos a respirar con afán contenido, que no a
volar, porque para eso aún tiene que pasar muchos más días y otros
acontecimientos.
Al cabo, hemos puesto en
práctica muchas cosas olvidadas como la lectura y la música, y el arte en
general que, a través de internet, hemos tenido amplia oferta y que tendríamos que
tener en cuenta en lo sucesivo, porque han sido tan esenciales como los
sanitarios y tanta gente más que han estado y están al frente de todos los
servicios básicos para la subsistencia. Hemos
aprendido otras nuevas, y a mirar la vida de diferente forma: desde la ventana,
percibimos amigos y vecinos en los que no reparábamos antes…, a saludar y
brindar nuestros afectos en la distancia…, a utilizar nuestros ojos para
transmitir el cariño que dábamos con besos y abrazos, ahora reprimidos…etc.
Diferentes vacunas en marcha nos abren la puerta a otra época pintada de verde, que se acerca despacio, pero también viene para quedarse. Y, esto, es todo cuanto nos interesa.
Fotos: mis archivos y Google
No hay comentarios:
Publicar un comentario