Desde oriente, llegaron ocultos tras el resplandor de
Olanda, sabios que conocían cómo
funciona el motor de la vida, que hace posible lo imposible.Entre sus presentes
se encontraba el más preciado, extraído de la profundidad del Agharti.
Ese que, con sutileza, empuja los nubarrones de la angustia. Un bálsamo que
lubrifica las almas y los corazones.
Cultivarla y tenerla como aliada es el mejor logro que
podemos alcanzar, más que adquirir otros conocimientos: dicen los actuales viajeros
que, la portan como la llave mágica que permite cambiar la oscuridad por la luz
en lo profundo de su ser.
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