Salí en busca de la Empatía, y la Humildad me ayudó a encontrarla.
Fueron momentos difíciles, de silencio e
incomprensión; la impotencia me devoraba.
Me repetía: “insiste, persiste, resiste”, y con
energía renovada continué sabiendo que, como dijo Cavafis: lo importante no es
la meta, sino el camino que recorremos
hasta ella.
La excelencia llegó y con ella, la satisfacción
de no haber sucumbido.
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