…¿Y si Dios fuera mujer? Se preguntaba Benedetti. Y en la reflexión al respecto, desgranó todos aquellos sentimientos que le inspiraba tan peregrino argumento…
Y…, yo…, que también me
lo pregunto…, me imagino que: en las
cavernas, la porra la blandía una mujer y la sociedad crecía en otras
direcciones…
Y al lado de Einstein, hubiera habido varias “Einsteins”. En todos los campos: en el científico, humanístico, espiritual… ¿Te imaginas?
Mis pensamientos fluyen y arrastran tanta incertidumbre como guijarros las aguas de un caudaloso río: ¿Hubiera elegido Ella a una Marta y a una María? ¿Les habría encomendado los mismos cometidos, o hubiera preguntado a cada una cuánta parte de Marta y de María querían tener?
¿Hubiera preferido a
Magdalena en lugar de a Pedro? ¿Le
hubiera dado la misma función, o no habría querido jerarcas ni jerarquías,
impropias de caminos rectos, sino de sinuosos senderos?
De una cosa estoy segura, no habría bifurcado
el camino de los hombres. F.E.
¿Y si Dios fuera
mujer?
pregunta Juan sin inmutarse,
vaya, vaya si Dios fuera mujer
es posible que agnósticos y ateos
no dijéramos no con la cabeza
y dijéramos sí con las entrañas.
Tal vez nos acercáramos a su divina desnudez
para besar sus pies no de bronce,
su pubis no de piedra,
sus pechos no de mármol,
sus labios no de yeso.
Si Dios fuera mujer la abrazaríamos
para arrancarla de su lontananza
y no habría que jurar
hasta que la muerte nos separe
ya que sería inmortal por antonomasia
y en vez de transmitirnos SIDA o pánico
nos contagiaría su inmortalidad.
Si Dios fuera mujer no se instalaría
lejana en el reino de los cielos,
sino que nos aguardaría en el zaguán del infierno,
con sus brazos no cerrados,
su rosa no de plástico
y su amor no de ángeles.
Ay Dios mío, Dios mío
si hasta siempre y desde siempre
fueras una mujer
qué lindo escándalo sería,
qué venturosa, espléndida, imposible,
prodigiosa blasfemia. M.B.
Fotos: mis archivos
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