Mira
las calles vacías, otrora bulliciosas. Las ventanas apagadas, nadie se asoma ni
a mirar al cielo…, hasta las estrellas se apagan, o se esconden tras densos
nubarrones. Tienen miedo de ver…
No
queda más que objetos perdidos,
obsoletos, no reciclados: una raqueta, un ordenador, para nada sirven ya. El
tiempo pasó de largo, se olvidó.
Un
oso y su familia juegan al tenis con su
propia técnica. Fuera, permanece el recuerdo de unos pocos, aferrados a las
rejas…
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