Aquel bienestar del hogar, a todas luces impuesto, no era para ella. Sin un paso más, aunque fuera vacilante, sin estímulo para nuevos conocimientos, sin aventuras. Le recuerda aquél interminable tiempo de trenzas, parchís y bicicleta, pero sin estos aparatos que, obsoletos, pasaron a llenar los rincones del desván.
Las
ancestrales tinieblas que desterró el Big Ban, llenando de luz y
color todas las galaxias, amenazan con volver.
Su cosmos
no admite más oscuridad, inmersa en su propio y gratificante silencio, se aleja
de la vorágine que le rodea. No dejará
que la arrastre. Una nueva estrella ha
nacido.
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