Escuchamos atónitos cómo se despacha con ligereza el aumento de contagios en nuestro país. ¡Qué son los jóvenes y tienen derecho a vivir! Claman algunas voces no exentas de “razones” y arrogancia.
Nos
empujan, nos mangonean y relegan a un olvido que nunca fue recordado. Qué
fuimos el bastión de un tiempo que, envejecido y desgastado, nos lanzan su desprecio
con la máxima potencia.
Pero hay algo sumamente contradictorio. Que siendo tan inservibles nos prolonguen la edad de jubilación. Nadie ve que nos bandean sin mástil ni color definido, que manipulan nuestro cerebro con tanto vaivén, ya no sabemos qué pensar ni dónde estamos ni a donde nos llevan.
¡San Fermín que todo lo ves, mándanos tu bendición!
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