Junio se ha despedido brillante y caluroso después de darnos una de cal y otra de arena.
Sin
darnos cuenta, hemos pasado el ecuador del año que comenzó con catástrofes y calamidades y, mientras pasa al trópico, nos deja la curva de contagiados
al alza.
Todo,
en pro del derecho al disfrute que tiene la juventud que, pobrecita, no sabe,
porque no se lo hemos enseñado: qué es el espíritu de sacrificio, de
solidaridad, de empatía, de cuando es el momento de disfrutar y cuando de
reprimir su deseo. Pero no vamos a criminalizar a nadie. Por supuesto que no.
Ahora y durante más de un año, lo que toca es evitar la propagación del virus en beneficio de toda la sociedad: familiares, amigos y vecinos, la sanidad publica, la economía, la bolsa que cae continuamente porque España no es un punto turístico seguro…
Algo
estamos haciendo mal para que los jóvenes y adolescentes, que ya han ampliado la franja de
edad, solo necesiten pensar en ellos mismos. ¿Dónde estamos nosotros?, padres,
educadores, autoridades, ¿Cuál es nuestra función en la vida? ¿Hemos perdido la
gran oportunidad para retomar estas enseñanzas tan beneficiosas para todos?
Hay una fabula interesante: “El ratón y la ratonera” que nos dice: “El mundo no anda mal por la maldad de los malos, sino por la apatía de los buenos”.
Fotos: Google
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