Sin
prisa, sin una pausa, bajo el manto de una llovizna que caía silenciosa, gotas microscópicas que apenas
mojaban, caminaba absorto en sus
pensamientos hasta que el canto de un jilguero le abstrajo de su cavilación.
Entorno reinaba la paz, los árboles
desprendían su particular aroma, las flores silvestres acompañaban con
su extenso colorido cubiertas en parte
por las hojas que se desprendían de los árboles, día a día del cálido otoño.
¡Eh,
Manuela! ¿A dónde vas? ¡Espera! Y echó a
correr con la ilusión de alcanzarla y acompañarla por la vereda como hacían
siempre; charlaban contándose sus historias,
compartían experiencias un tanto enriquecedoras, correteaban cual mariposas revoltosas entre las flores.
Eso era lo que quería y corrió y corrió y corrió.
¿Perdone,
señor, le puedo ayudar? Jadea demasiado, ¿se encuentra bien? Tanta prisa no le
puede reportar nada bueno.
¡Es
Manuela, que se aleja, tengo que alcanzarla. ¡Manuelaaa!
Sosiéguese
señor, Manuela no está, en la vereda
solo estamos nosotros. Usted y yo. ¡Tranquilícese por Dios!. Le va a dar un
infarto o algo peor.
¡Manuela……..!
¡Oh! Manuela,…….. Creía haberla visto, llena de vida, sonriente me llamaba ¡con
tanta alegría!. ¡Dios mío! ¡Tengo que llegar al hospital….. ¡Está llamándome!,
seguro que lo está haciendo. ¡No puedo abandonarla ahora!.
Vamos,
señor, yo le llevo. No puede volver a correr en las circunstancias en que
se encuentra.
Manuela,
¿qué tal has pasado la noche?
Solo
el silencio le contestó. Manuela yacía quieta, blanca, apenas sin respirar,
conectada a un sinfín de cables que la mantenían vivía. Aletargada, pero viva.
Manuela,
he soñado que nos íbamos a Islandia. Tu gran sueño ¿recuerdas? Hacia muchísimo
frio y tu cara aterida me miraba y me hacia guiños. ¡Qué sueño tan bonito!
¡Estabas tan feliz!
Manuela
sigue inmóvil, de sus ojos se desprende una lágrima a modo de respuesta.
¡Pero
esto es fabuloso! –comenta el doctor al enterarse - estamos haciendo grandes
progresos. Siga hablándole de sus sueños y de lo felices que van a ser cuando vuelva a la realidad. Está luchando por ello y sus palabras la
atraen con fuerza. No se desanime y ella no se rendirá. Estoy seguro de que
logrará regresar a la vida, todos los parámetros señalan que está empleando su
fuerza y su fe para conseguirlo.
Si,
Manuela, el viaje va a ser muy largo……el tiempo es efímero y a la que nos demos
cuenta, estaremos juntos para siempre en el paraíso que forjaste en tus
investigaciones. He preparado el equipaje, tus ropas, pinturas, cuadernos y
apuntes…….. Si, Manuela, todo está listo. Continuó él proyectando la película
multicolor que atraería a Manuela a sus brazos.
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