Se mece entre los recuerdos hasta la extenuación: cuando Ruperta llenaba las pantallas y creía que los marcianos habían llegado a la tierra con aquel color de naranja gigante. Acude a su mente el barco donde nunca encontraban el sacacorchos de Chanquete. Pero lo que tenía magia de verdad era Superman, al que intentaba imitar y lo hubiera conseguido sin la atenta mirada de su madre.
En la recámara, una esperanza;
que la niña que lleva dentro se revele y alcance las estrellas para colgarse de
la Osa Mayor…, Aunque, tiene que burlar a otros cuidadores que también la vigilan.
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