Poderoso e imbatible se cree el pobre muñeco de pies de barro, marioneta manejada con hilos invisibles, perecedero con un mínimo aguacero.
Y predica su mantra, como tantos otros que salen por
su boca, sin ningún valor porque no los practica: “Tú eres la persona que te
crees ser algo que no eres”. ¡Se siente importante cuando suelta sentencias que
ha dicho alguien en otro contexto!
Pero cuando me llueve encima, noto que me cala dentro
y crezco como la hierba del prado, como las flores que la circundan. Y, en ese
crecimiento se diluyen la pena y el dolor; se alejan cogidos de la mano porque
en mi interior no encuentran el espacio que necesitan.
El tiempo se va en
silencio, pero no pasa en balde.
Fotos: mis archivos
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