Caminaba despacio mientras lloraba su duelo; en silencio; paso a paso por un sendero de espinos y cardos.
¡De repente, se paró en
seco! ¿Fue un rayo de sol, o una idea luminosa? No lo sabe, ni quiere averiguarlo, porque desde ese momento, cambia de nombre a la Pena que la
acompaña: «¡Desde ahora, te llamarás: ¡Alegría! Y se la llevó de la mano...
Los espinos florecen y
los cardos la saludan con sus nuevas flores lilas. La nieve que los cubrió no los
mató, sino que, alimentó sus raíces. Les gusta Alegría y sus efectos, y la han adoptado como compañera.
No se acabó el duelo,
pero no hay más lágrimas. Pena se esfuma entre la niebla que se aleja, y Alegría
camina a su lado.
Fotos: mis archivos
La Esperanza siempre nos acompaña y la Alegría nos revitaliza, tb en momentos de incertidumbre y dolor.
ResponderEliminarGracias Feli x compartirlo.
Gracias Rufino, por leerme y comentar...
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