Es
una vela para los presentes que dejaron secar su corazón y ya no aman como
decían, o tal vez, nunca lo hicieron.
Es
una llama para que ilumine los corazones decepcionados, y así, recuperen la
esperanza, llene de luz el camino que transitan en busca de la fe perdida.
Una
vela tan efímera como simbólica: porque el pabilo consume la cera, pero el
aroma que genera impregna las almas desoladas y siempre lo llevarán consigo.
Encuentra
tu vela, que no se extinga su llama.
Fotos: mis archivos
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