Correlación entre humanos de aquí y de allá, unidos mediante relaciones diplomáticas infructuosas… Lucha entre fronteras donde los atacantes utilizan a personas como munición: hombres, mujeres, padres, madres, niños y bebés. Incendiarios que prenden fuego con ateas humanas. ¡Los más desfavorecidos!, para hacer chantaje y ampliar su soberanía…
Recuerdo
aquella marcha verde antaño, que hoy, se
ha convertido en una marcha negra.
El
conflicto entre Marruecos y España, diluido en el tiempo, lejos de arreglarse, está
adquiriendo una magnitud difícil de cuantificar, y todos tememos que se les
vaya de las manos. Sobre todo los ceutíes.
¿Qué precio hay que pagar, y quién lo establece?
¿Por
un dirigente del Polisario, enfermo de Covid-19, acogido en un hospital español (Logroño)? ¿Es de verdad? ¿Tanto vale
una persona? ¿Más que las ocho mil que han
empujado a cruzar la frontera a nado?
Y
mientras tanto…, ¿qué pasa?..., pues que,
cuando el barco toma rumbo firme, se gira el timón en contra del viento dejándolo
expuesto ante una vulnerabilidad total
con la que los agresores y afines se
frotan las manos, viendo próximo el futuro donde van a ganar, batalla tras batalla, la guerra.
La
esperanza que nos queda: ante los que
echan a los niños al mar, otros se echan para salvarlos.
Fotos: Google y mis archivos
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