Descansa
Hipnos en su palacio, inmerso en un sueño apocalíptico del que quiere salir y
no puede. Confía en que pronto vendrá el sol y terminará su pesadilla; pero
quien llega es Morfeo, que, como típico adolescente, le gasta una broma y
despierta a la ciudad antes de tiempo, con el ron, ron de la fregadora
municipal.
Hipnos
Museo del Prado
Ese aparato corpulento, contundente, que elimina las
manchas y desperdicios y que se lleva una cantidad ingente de virus y
bacterias, porque ingente es la cantidad de personas que transitan las calles,
día a día, a todas las horas; es conducido despacio, como regodeándose del tormentoso ruido
que produce. 
Morfeo
Fotos: mis archivos y Google



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