y regresa, una y otra vez, en plenitud,
para pulir el orín que cubre los cerrojos,
que atenazan a las almas.
Almas que ya no claman,
que ya no lloran,
que ya no imploran.
Almas que gritan para satisfacer
el hambre y sed de justicia…,
su desespero...
Esa luna....
esa luna que no cesa…,
esa luna.
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