Enamorados hasta
la médula, solo vivían por y para ellos. ¡Qué felices, aquellos tiempos!
Más tarde, llegaron los hijos cargados de emociones: amor, odio, envidia, generosidad, egoísmo…, un cajón de sastre a rebosar.
La
telepatía constituyó un puente aéreo para la comunicación entre ambos. Nada
frágil, muy eficaz y certera para evitar conflictos.
Fue
aquel fatídico verano, cuando la piedrilla negra y cortante de la intransitable
playa que destrozaba sus pies, dejó al descubierto su secreto.
Mientras
se curaban, comprendieron el refrán: Al enemigo ni agua. Mejor, puente de plata.
https://cincopalabras.com/2020/10/04/escribe-tu-relato-del-mes-de-octubre-ii-mario-murgueitio-presidente-de-fanac-en-quito-ecuador/#comment-7477
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