"Los libros son las abejas que llevan el polen de una inteligencia a otra".

James Russell Lowell (1819- 1891),

poeta y crítico estadounidense





domingo, 23 de marzo de 2014

LA MODORRA



Saliendo del Invierno, camino de La Primavera en una mañana tranquila y radiante nos dirigimos hacia la Modorra. Era una de las asignaturas pendientes que deseábamos alcanzar con todas nuestras fuerzas y que se estaba quedando atrás sábado tras sábado.

 Por el camino central acompañados por el rumor del agua, los aromas inigualables que se desprendían al caminar entre los brezos y otros matorrales silvestres, el canto mañanero de los pinzones y abubillas y una temperatura de 3º, comenzamos a subir entre convencidos de llegar a nuestro objetivo y dudosos de conseguir tamaño reto. Hemos caminado por esta sierra muchas veces y siempre nos ha quedado  pendiente  alcanzar esta cima que es la más alta de Monterreal o Hayedo  de Santiago.  Altura sobre el nivel del mar 1647 m. cota estimada desde la explanada donde  empezamos la etapa. 700m de ascenso continuo, puro y duro. Después de tres horas largas, lo conseguimos. Nuestro gozo y alegría eran  inenarrables. Hasta Monty parecía tener un semblante más feliz que otras veces. Nos hicimos auto fotos (selfie) y también las hicimos del paisaje tan impresionante que gozamos desde esta altura.

Montañas cubiertas de hayas, pinos, matorrales y arbustos, valles con sus cultivos y árboles frutales, envueltos por una suave bruma debido al choque del sol con la temperatura más bien fría, estaban  a nuestros pies. Los Cameros viejos, diferentes pueblecitos que  emergen entre las colinas de diferentes alturas y al fondo San Lorenzo   (Ezcaray) cubierto de nieve.

Para senderistas expertos, este recorrido no será tan duro y les costará menos tiempo pero para nosotros, novatos a pesar de llevar mucho tiempo saliendo a caminar, la aventura ha sido extraordinaria y maravillosa.

Practicamos el descenso por la otra cara de la modorra, siendo tan difícil o más que la subida por la característica del terreno, pues el firme que pisábamos estaba cubierto la mayor parte por rocas calizas puntiagudas y sueltas por lo que teníamos el riesgo añadido de caer con más facilidad. Y damos fe de que, si damos con nuestras nalgas en el suelo, la rabadilla se nos hace trizas y no la  tenemos a estas edades como para andar con bromas. Finalmente llegamos al  Refugio Blanco donde bañados con los rayos cálidos del sol tomamos nuestro frugal almuerzo para continuar la bajada por el camino viejo del hayedo hasta alcanzar el punto de partida. Algo más de 15 km., y  cinco horas empleamos en  tamaña proeza.

¡Os la recomiendo a todos los que os guste la naturaleza!





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