Alguien decía que la pasión fenece con el paso de los años: “más muerta que Tutankamón”.
Pero no está de acuerdo, su amor lo
siente vívido en el recuerdo, a buen recaudo para que no lo mate el DOLOR. Se refugia en el sueño de la muerte, que
vendrá, sin ayuda del SUICIDIO, aunque no goce de ACOMPAÑAMIENTO ni pueda
compartirlo con otra alma.
No obstante, siente el frio de la lejanía, de la indiferencia; su SALUD
se resiente, y en la SOLEDAD, piensa que no perecerá sin más, que morirá
matando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario